Muchas cifras ya conocidas y pocas novedades. La comparecencia del secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares, para explicar los presupuestos que pretende aprobar el Gobierno para este departamento no ha aportado novedad alguna. Se seguirá estando muy lejos del 2 por ciento del PIB al que se comprometió España en la Cumbre de Cardiff de la OTAN en 2014 y que recomiendan tanto esta organización supranacional como la Unión Europea.
La subida respecto al ejercicio anterior es de apenas un 1,5 por ciento, por lo que un año más la inversión sobre el PIB en materia de Defensa apenas estará por encima del 1 por ciento del PIB. Ese pírrico crecimiento excluye los datos de la incorporación a las cuentas del ministerio del presupuesto del CNI, que el año pasado estaban dentro del de Presidencia, pero que contaba igual para las mediciones de OTAN y UE.
El propio Olivares ha reconocido que el actual presupuesto "es mejor que el anterior, pero no es suficiente para mitigar la reducción del gasto en Defensa durante los años de la crisis económica, que ha supuesto un deterioro de muchas capacidades esenciales para la defensa, desde las infraestructuras al sostenimiento, pasando por la reposición de material y equipo y, desde luego, por la renovación de los sistemas de armas".
Los pocos datos relevantes aportados por el número dos de Margarita Robles durante su comparecencia ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados han tenido que ver con los denominados programas de armamento, exactamente, con los nuevos aprobados mayoritariamente durante los siete meses en los que Pedro Sánchez lleva en La Moncloa, y que tienen como objetivo sustituir los materiales que van quedando o van a quedar obsoletos.
Respecto al submarino S-80, tras el aumento del techo de gasto de 1.772 millones de euros el pasado mes de julio, ha explicado que se irán pagando facturas de 300 millones de euros anuales hasta 2031 y que los ansiados submarinos, que serán entregados a la Armada con más de una década de retraso respecto a los plazos iniciales, serán entregados en los años 2022, 2024, 2026 y 2027 si no surgen nuevas complicaciones.
Los pagos por la modernización de los helicópteros CH-47 Chinook se alargarán hasta el año 2028 por un coste total de 819 millones de euros. La transformación de los 17 helicópteros pesados, ya existentes y operativos en las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, tendrá lugar entre los años 2022 y 2026, y se hará, según las previsiones actuales, a un ritmo de entre 3 y 4 unidades anuales.
En lo que al segundo lote de helicópteros de transporte NH-90, los 23 nuevos aparatos se irán recibiendo de manera escalonada entre los años 2023 y 2028, mientras que los 1.451 millones de euros presupuestados para esta compra se irán pagando entre los años 2019 y 2030. La modernización de las primeras unidades recibidas del caza de combate Eurofighter Typhoon, que costará 906 millones de euros, se pagará entre 2019 y 2023.
Respecto a las fragatas F110, el secretario de Estado de Defensa ha explicado que la previsión es que las cinco unidades encargadas sean entregadas por Navantia a la Armada española entre 2025 y 2029. El pago de la factura de los 4.326 millones de euros se empezará antes de la primera entrega, en este 2019, y se prolongará hasta tres años después de la entrega de la última unidad: 2032.
Por último, ha dicho que se espera que las 348 unidades del nuevo blindado 8x8 del Ejército de Tierra comiencen a ser entregadas en el año 2020 y que las últimas unidades lleguen cinco años después: 2025. Los 2.100 millones de euros que cuestan se harán efectivos en pagos anuales entre los años 2020 y 2030.