El discurso de Juan Marín en el pleno de investidura, donde formalizaba el respaldo al candidato Juan Manuel Moreno que le convertirá en vicepresidente de la Junta de Andalucía, rubricaba el desprecio hacia VOX que, desde la misma noche electoral, vienen manifestando los de Albert Rivera, que sin embargo han alcanzado las mayores cotas de poder de su historia como partido (una vicepresidencia autonómica y la presidencia del Parlamento andaluz) gracias al voto de los 12 diputados del grupo que lidera Francisco Serrano.
Marín no citaba en ningún momento a los de Santiago Abascal (presente en la tribuna de invitados) y advertía a Moreno de que el documento pactado entre el PP y VOX "no es vinculante" para el nuevo Ejecutivo de coalición, si bien reiteró que consideraba "legítimo" que el líder popular hubiera buscado apoyo para su investidura. "A Ciudadanos le vincula el documento de 90 puntos [el firmado con el PP] de lo demás será usted, y la fuerza política que lo suscribió, responsable" afirmaba en la tribuna de oradores, llevando hasta el paroxismo la estrategia naranja de ni siquiera mencionar a VOX por su nombre.
Por lo demás, Marín subrayó que los escaños que sustentarán al nuevo Gobierno de la Junta, 47 (26 del PP y 21 de Ciudadanos) son los mismos con los que gobernó la pasada legislatura Susana Díaz, que lo hizo con el apoyo parlamentario de la formación naranja. Lejos de eludir ese pasado, Marín puso en valor algunos de los logros de ese mandato, singularmente en materia fiscal. "Ha llegado el momento de tener menos impuestos y mejores servicios públicos" enfatizó, sacando pecho de la supresión del impuesto de sucesiones arrancada al PSOE: "Tuvimos que escuchar que íbamos a agujerear el Estado del Bienestar, cuando la realidad es que la recaudación ha aumentado" sentenció.
El discurso de Marín tampoco ahorró críticas al legado de corrupción socialista en la Junta e incluso a la patrimonialización que sobre Andalucía habrían practicado, a su juicio, los gobiernos de las últimas cuatro décadas, desde la instauración de la autonomía en 1980. "Quisieron hacernos creer que Andalucía es de un partido político" aseguró mirando a la bancada de Susana Díaz, de la que apenas hace meses era socio parlamentario.