El separatismo ha acogido exultante el archivo de las diecisiete denuncias contra los Mossos d'Esquadra por espionaje político a raíz de la incautación de unos documentos que el cuerpo policial autonómico pretendía quemar en una incineradora un día antes de la proclamación de la república catalana en el Parlament y de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Según el expresidente prófugo, Carles Puigdemont, el exconsejero de Interior preso, Joaquim Forn, y su sustituto en el departamento han exigido que los denuciantes y los medios que informaron sobre el espionaje político al que fueron sometidos políticos, sindicalistas y periodistas contrarios al proceso pidan perdón.
Sin embargo, contra el archivo de las denuncias cabe recurso, por lo que el caso no está cerrado. Según el juez Juan Emilio Vilá Mayo, titular del juzgado de instrucción 22 de Barcelona y que ha dado carpetazo en primera instancia a las denuncias, los Mossos se limitaron a llevar a cabo sus funciones policiales, no utilizaron medios ilegales y los seguimientos e informes sobre los disidentes fueron correctos. Tales operativas estaban justificados, según el auto, por si las personas espiadas "pudieran devenir autores o partícipes en incidentes con afectación del orden público o devenir víctimas de estos incidentes" en un momento de "especial vulnerabilidad social" en alusión a los meses y semanas previos al golpe de Estado separatista.
Tras el archivo provisional, fuentes judiciales recuerdan el historial del magistrado, que instruyó el caso contra la página de información religiosa no nacionalista Germinansgerminabit.org, imputó al director de La Razón, Francisco Marhuenda, por publicar las fotos de algunos jueces firmantes de un manifiesto a favor de una consulta separatista y exculpó a Sandro Rosell y Josep María Bartomeu de delito fiscal en el caso del fichaje del futbolista Neymar.
Hermano del abad de Poblet
Se da la circunstancia de que el magistrado es hermano del abad del monasterio cisterciense de Poblet, Octavi Vilá Mayo, partidario del derecho a decidir y que se declara amigo personal de Carles Puigdemont y de Oriol Junqueras.
En el caso de Germinans, el auto judicial incluía curiosas consideraciones del magistrado sobre la naturaleza del procedimiento. A modo de ejemplo, el siguiente párrafo: "La querella (por delito contra el honor, y falsedad, finalmente limitado el proceso a este último) traslada a la justicia civil, del Estado español, un problema de la religión católica, un problema de religión, un problema del homo sapiens. Decir que es un problema del hombre, como tal, significa que la cuestión religiosa no es una cuestión que solo interesa al que practica una u otra religión, sino que interesa al homo sapiens. El homo sapiens es capaz de pensar, el universo y él en el universo; busca el sentido de esta cosa extraña que es la existencia (Jean d'Ormesson). Lo piensa (hay quien no ejerce), vinculando lo visible y lo invisible a través de lo simbólico".
Y así hasta ocho páginas de auto en las que el instructor concluía que Germinans es un "grupo ortodoxo, exclusivo y excluyente, bien organizado en su red de información" que "difunde sus valoraciones sobre personas y comportamientos desde el anonimato, descalificando sistemáticamente a otros sectores que estiman heterodoxos". Los promotores de la página fueron finalmente absueltos.