El Mundo dice que "Vox compromete con exigencias inasumibles el cambio andaluz". Cual mosca cojonera del PP, ayer se presentó con una lista de la compra "diseñada para resultar insumible", dice Rosell en su editorial. Todo para tener "atención mediática", que es como una droga que una vez la pruebas no puedes vivir sin ella. ¿Le parece a Vox que no ha tenido suficiente atención mediática? A ver si van a morir de sobredosis. "De otro modo no se entienden los postulados que oscilan ente lo fantasioso, lo reaccionario y lo antisistema, junto a algunos puntos más o menos razonables que podrían propiciar una negociación constructiva y viable, siempre y cuando la legislatura de cambio eche a andar". La medida estrella es la de cambiar el día de Andalucía del 28 de febrero al 2 de enero como Día de la Reconquista. ¡Qué ojo clínico el de Abascal, oye! Por eso 400.000 andaluces han votado a Vox, por la Reconquista, en los bares de Sevilla no se habla de otra cosa. Federico Jiménez Losantos se contiene y opta por atizar a Sánchez por "okupar el sitio de liberalismo que habría abandonado Rivera". "Lo que siempre caracterizó al PSOE es su odio, mezcla de arrogancia e ignorancia, al liberalismo español. Proclamarse liberaletti era una de las pocas traiciones que le quedaban por cometer a Falconetti".
El País dice que "el PP ve 'inaceptable' el programa extremista de Vox en Andalucía". Y si ayer era Enrique Calvo el que decía que solo las mujeres dominadas por sus parejas, incultas, pardillas y prácticamente maltratadas o tontas votaban a Vox, hoy es otro hombre, Antonio Elorza, el que dice que "los usos sociales convierten a las mujeres en simple, y a veces trágico, instrumento de la dominación masculina". ¿Qué pasa en El País? Lo mismo habría que enviar una inspección para ver cómo tratan en esa redacción a sus trabajadoras.
ABC dice que "el cambio en Andalucía pende de la lista de Vox". Dice Jesús Lillo que "Ciudadanos no quiere hacerse una foto con Vox, no vaya a pegarle los piojos. Que se las apañe el PP, que es el que pone al presidente andaluz", la tierra para el que la trabaja. "Que Pablo Iglesias trate de rentabilizar el miedo irracional a un supuesto brote fascista tiene cierta lógica electoral. Que Ciudadanos y el PP se avergüencen de los votos que reclaman al partido de Abascal revela, en cambio, sus complejos, precisamente el fermento de la crecida de Vox", un fastidio. José María Carrascal se toma en serio este juego de trileros y dice que Pedro y Susana están encantados. "Lo que era una derrota que marcaba tendencia, puede tornarse en victoria para ambos". Tranquilo, Carrascal, eso no pasar.
La Razón dice que "Vox boicotea el cambio con un órdago de máximos al PP". Marhuenda es el más duro con los de Abascal en su editorial. "Solo desde la voluntad deliberada de dinamitar el cambio político en Andalucía puede entenderse el pliego de condiciones que ha presentado Vox". El dichoso documento es "un escenario sectario y excluyente, tan inconveniente e injusto como el que plantean las formaciones de izquierda". "Lo más preocupante es la sensación de que sus dirigentes se arrogan como aduana moral, en la exacta medida que lo hace la extrema izquierda", toma leche, esa es de las que duelen.
La Vanguardia se relame. "Vox redobla sus exigencias y aleja el pacto andaluz". El editorial es para no creer. "No son positivos para la salud democrática del país los pactos con la extrema derecha", dice con toda su cara después de avalar los pactos de Sánchez. "La convocatoria de unas nuevas elecciones puede ser positivo para la democracia española", ya os gustaría. "Lo realmente peligroso era sentarse a la mesa, pactar con un partido de extrema derecha y xenófobo como Vox", que "está en contra de algunos de los fundamentos de la Constitución". Tócate. Pedro Sánchez ha pactado con la extrema izquierda con algunos fundamentos anticonstitucionales como la república y con golpistas que se han saltado directamente la Constitución y han aplaudido con fervor. Que tome buena cuenta Vox de a quién está haciendo felices.