Tras una semana de cesiones de forma, se consumó la cesión superlativa y de alto contenido político. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente catalán, Quim Torra, pactaron este jueves por escrito iniciar una negociación en la búsqueda de un "diálogo efectivo" para alcanzar una "propuesta política de amplio apoyo de la sociedad catalana".
Así lo acordaron tras apenas una hora de reunión en el Palacio de Pedralbes en la que sí hubo foto conjunta de los dos gobiernos como exigía la Generalitat y tras la cual pactaron un comunicado conjunto con el que el Gobierno consumó su rendición ante Torra al eliminar la referencia expresa de la Constitución Española. Según fuentes gubernamentales, la referencia expresa a la Constitución, que sí figuraba en el borrador original del Ejecutivo, se suprimió, en aras del consenso, a cambio de una referencia al "marco de la seguridad jurídica".
Fuentes del Ejecutivo restan importancia en privado a este hecho porque"la Ley es cambiante y la Constitución se puede cambiar pero lo importante es que se atengan al ordenamiento jurídico vigente, sea el que sea". Y manifiestan su optimismo por la cesión que también hace la Generalidad de Cataluña: eliminar las referencias a la unilateralidad y al referéndum que no aparecen en ninguna parte del documento. De hecho, según fuentes gubernamentales, "hay un compromiso inequívoco de renuncia a la unilateralidad aunque nos gustaría que fuera más explícito".
📄 Comunicat conjunt dels Govern català i espanyol després
— Govern. Generalitat (@govern) December 20, 2018
de la reunió de Pedralbes: pic.twitter.com/qAOCP8oq3I
Sin embargo, la portavoz del Gobierno catalán, Elsa Artadi, negó que los independentistas renuncien a un referéndum de autodeterminación pero sí confirmó que no se habló en la reunión de este jueves en el Palacio de Pedralbes. En el comunicado conjunto, ambas partes reconocen que "mantienen diferencias notables sobre el origen, naturaleza y vías de solución del conflicto político catalán" pero que comparten, por encima de todo, su apuesta por el diálogo".
Una interlocución que se han comprometido a continuar con referencias concretas. En el mes de enero, "a la vuelta de las vacaciones navideñas", se celebrará un segundo encuentro esta vez entre la vicepresidenta, Carmen Calvo, y el vicepresidente Pere Aragonés, la consejera de Presidencia, Elsa Artadi, y un cuarto ministro del Gobierno central aún sin concretar a propuesta de Pedro Sánchez. Además habrá una segunda vía de negociación en el parlamento catalán con una ronda con todos los grupos políticos.
Es por ello que el optimismo es notable en un Gobierno donde saben que no existe a día de hoy una propuesta política en torno al autogobierno, la reforma del estatuto que propone Sánchez, y la autodeterminación que reclama Torra. Y en donde también reconocen que "no se fían" del gobierno catalán y de sus intenciones reales. De hecho, la desconfianza reinó durante toda la tarde en Pedralbes en unos encuentros marcados por los tiras y aflojas entre los equipos de Moncloa y la Generalidad intentando evitar la imagen conjunta que diera permitiera darle categoría de cumbre a un encuentro en el que lo de menos fue la foto.
La realidad es que se trata de un pacto de mínimos que sirve para declarar una tregua. Tiempo muerto en las tensiones por la independencia con el objetivo de permitir un desbloqueo de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de los que depende el Gobierno para continuar la legislatura y no verse forzado a un adelanto electoral al que temen ERC y PDeCAT ante la llegada de "las derechas". Pero con una victoria inequívoca para el independentismo: la constatación flagrante de que el marco constitucional se puede aparcar en aras de lograr un acuerdo político cuyo único objetivo es mantener viva, aunque con respiración asistida la legislatura. De madrugada en los círculos monclovitas, algunos tiraban de euforia: "Llegamos a 2020".