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Tercer día de ayuno de Sànchez: "El riesgo de hacer pornografía es muy alto"

"No nos vamos a inmolar", dice el preso, que pide además a sus seguidores que hagan vida normal y vayan a las cenas de empresa, amigos y familiares.

Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. | EFE

Máxima explotación propagandística de la huelga de hambre de Jordi Sànchez y Jordi Turull en medio de fuertes desavenencias entre los grupos de Puigdemont y Junqueras. El presidente de la Generalidad, Quim Torra, y los diputados de Junts per Catalunya agitan a las bases separatistas. Manifestaciones a las puertas de la cárcel, adhesiones virtuales y entrevistas en los medios afectos a Jordi Sànchez y a los componentes de su equipo médico.

El separatismo demanda detalles sobre la situación de Sànchez y Turull, que tuitean idéntico mensaje al respecto: "Tercer día de huelga de hambre. Lo encaramos ilusionados y con fuerza. Según nos dicen, los peores días son los dos primeros. El cuerpo todavía se resiste un poco... por tanto, adelante". La emisora de La Vanguardia, Rac 1, ha entrevistado a Jordi Sànchez por medio de un cuestionario que el preso ha contestado por escrito. Afirma el diputado del grupo de Puigdemont que "hará la huelga de hambre hasta que considere que la tengo que hacer. No me he puesto ni un mínimo ni un máximo. Debo ver como me encuentro. Y no añadiré más porque le quiere quitar dramatismo a este hecho. El riesgo de hacer pornografía es muy alto y no quiero ser el Bobby Sands catalán".

Sostiene que la huelga "no es un acto de irresponsabilidad" y tranquiliza a sus partidarios: "No nos hemos vuelto locos, no nos vamos a inmolar. La huelga de hambre es una protesta muy protocolizada y seguiré este protocolo. Para hacer bien una huelga de hambre no se ha de improvisar".

También pide que no cunda el ejemplo fuera de la prisión, que por favor no se desencadene una oleada solidaria de huelguistas. "Es más –añade–, ahora se acercan unas fechas en las que hay muchas cenas de Navidad, de empresas, de amigos, de familiares. Pido por favor que la gente continúe haciendo vida normal".

El separatismo prepara actos de solidaridad consistentes en ayunos parciales y hace llamamientos para que no se imite a Sànchez y Turull a unas bases que estaban acostumbradas en los últimos tiempos a movilizarse con butifarradas y cenas de apoyo.

"No quiero que se nos considere unos héroes por hacer la huelga de hambre, ni que se acuse de falta de valentía a quienes no la hacen", advierte Sànchez. También sostiene que no pide que se le ponga en libertad, que su ayuno es un "acto de denuncia ante una situación de injusticia. El Tribunal Constitucional para deliberadamente nuestros recursos de amparo y eso nos impide ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos".

"Al final –predice Sànchez–, esto dará la vuelta como un calcetín. Habrá justicia, vendrá de Europa. Tardará tiempo, pero llegará". Y advierte: "Lo que nos hemos de preguntar cuando eso pase es quien y como se nos resarcirá a nosotros, a nuestras familias y a la buena gente del país por tanto dolor y sufrimiento infringido".

"Mentirán diciendo que como"

Anticipa además una "campaña de desprestigio". "Mentirán diciendo que como, dirán que soy un suicida, me acusarán de hacer chantaje. Todo esto ya está previsto. Es la reacción que hay cuando un preso político hace una huelga de hambre", aventura.

En cuanto al día a día, se queja de que el protocolo de la cárcel le obliga a personarse en el comedor tres veces al día. Sànchez y Cuixart están exentos de hacer la cola para recoger la comida, pero "hay que estar al lado de los que comen. Es una situación inhumana. Este protocolo debería cambiarse", denuncia Sánchez. Ha hablado incluso con la directora de la prisión al respecto, pero dice que le ha pedido que no lo cambie para que no puede decir que tienen privilegios.

La entrevista ha dado de sí hasta para una observación crítica de Sànchez respecto a ERC. Preguntado por el incidente en el Congreso entre Josep Borrell y Gabriel Rufián, declara que le pareció "lamentable" y que "echa en falta políticos profesionales".

El equipo médico de los presos en huelga de hambre no emite señales de alarma de momento. Apuntan que al no ser una huelga también de sed, el margen de seguridad oscila entre las dos y las tres semanas. También apuntan que no podrían forzar su alimentación salvo orden judicial.

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