Andrés Martínez Arrieta formaba parte del Tribunal que enjuiciará a Oriol Junqueras y los otros acusados por el golpe en Cataluña. El ascenso de Manuel Marchena –que dejará la presidencia de la Sala de lo Penal del Supremo, de ese Tribunal encargado del juicio y la ponencia de la sentencia– catapulta al magistrado, miembro fundador de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria a la máxima responsabilidad.
Marchena, de perfil ligeramente conservador, seguirá influyendo al frente del Poder Judicial. Pero no dirigirá el juicio contra el proceso separatista, papel que recae en Martínez Arrieta. Fuentes del Alto Tribunal alinean a este último, de 62 años y con 38 de experiencia en la judicatura, en un perfil más progresista pero moderado.
Martínez Arrieta ha ejercido durante 19 años en el Tribunal Supremo, donde presidirá a partir de ahora la Sala de lo Penal. Presidirá también el Tribunal que enjuicie la causa por presuntos delitos de rebelión y malversación y previsiblemente será el ponente de la sentencia. Estará acompañado por otros siete magistrados: Luciano Varela, Antonio del Moral, Juan Ramón Berdugo, Ana Ferrer, Andrés Palomo y un último que queda en el aire con la salida de Marchena. De acuerdo con el orden de antigüedad, el asiento correspondería a la progresista Susana Polo.
El nuevo presidente de la Sala II se ha dedicado estos años por designio del CGPJ al conocimiento de las actividades del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Relevó en esa función a Julián Sánchez Melgar cuando se convirtió en Fiscal General.
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Martínez Arrieta ha desempeñado su profesión en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Azpeitia (Guipúzcoa) y como vocal del CGPJ hasta que ascendió a magistrado en el año 1983. Pasó por un Juzgado de Móstoles y el nº11 de Madrid. Promocionó a la Audiencia Provincial y después al Supremo con 43 años, el más joven de siempre.
En 1986 Martínez Arrieta se incorporó a la Audiencia Provincial de Madrid y en 1988 fue nombrado magistrado del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, donde consiguió una plaza definitiva diez años después, en noviembre de 1998. Con 43 años, el juez se convirtió así en el magistrado más joven en acceder a este tribunal.