Los Mossos d'Esquadra están en el punto de mira de los violentos separatistas. Los Comités de Defensa de la República (CDR) avalados por el presidente de la Generalidad consideran que también son "fuerzas de ocupación", como la Policía Nacional y la Guardia Civil. Las cargas del sábado para impedir que los CDR chocaran con la manifestación de Jusapol, la organización de policías que reivindica cobrar lo mismo que Mossos y Ertzaintza, han vuelto a ser objeto de algo más que críticas.
Los CDR no sólo piden la dimisión del consejero Miquel Buch (nada dudoso de veleidades autonomistas) sino que han empezado con los señalamientos con nombres y apellidos en las redes sociales contra los agentes autonómicos. Es el caso de un subinspector de los Mossos al que los separatistas acusan de torturador.
L’agent Jordi Arasa, conegut per la seva brutalitat, fatxenderia i violència policial ha intentant detenir un jove independentista que li ha recordat les seves tortures.
No ho ha aconseguit, els @mossos també són forces d’ocupació! 🔥🚓 pic.twitter.com/IKmJODzniU
— La Forja 🗳#LaNostraSentència (@LaForja_Jovent) November 10, 2018
Según la "lógica" de los CDR, los Mossos deberían haber facilitado que medio millar de violentos chocaran con una manifestación de mil quinientos policías para demostrar que no están al servicio de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Los Mossos no se distinguieron el sábado por una especial contundencia, si bien realizaron un par de cargas que los separatistas difunden como una muestra de "brutalidad policial" de los "cómplices" de la Guardia Civil y la Policía Nacional.
— CDR Catalunya (@CDRCatOficial) November 10, 2018
El cuerpo policial autonómico está a la expectativa del juicio al major Josep Lluís Trapero en la Audiencia Nacional por el intento de linchamiento de una comitiva judicial y la actuación de los Mossos durante el referéndum ilegal. Unos setenta mandos y agentes son investigados en diversos sumarios abiertos en Cataluña por el 1-O, los mandos y agentes separatistas mantienen intacto su prestigio, pero crece el malestar laboral entre los agentes.
Pieza clave de la rebelión
En un año, los Mossos han pasado de ser pieza clave en la rebelión separatista, "fuerza intimidatoria" según el escrito de la Fiscalía, y héroes de la "república catalana" a recibir pedradas y no merecer la señera que portan en el uniforme, según les gritan a la cara los cachorros del movimiento separatista. Han bastado tres actuaciones (dos para evitar que reventaran sendas manifestaciones de policías y otra para impedir el asalto al Parlament) para que se haya roto el idilio entre el separatismo y la Policía de la Generalidad.
Según el escrito de la Fiscalía del Tribunal Supremo, el concurso de los Mossos fue imprescindible para la celebración del referéndum. El texto fiscal sintetiza el particular "modus operandi" impuesto por Trapero a través de una circular interna a la que se dio publicidad en la que advertía a los agentes de "la necesidad de actuar conforme a los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad".
Operativo ridículo
Tal consigna se tradujo en un operativo destinado a facilitar la celebración del referéndum, según la descripción de la Fiscalía: "El dispositivo del Cuerpo de Mossos d'Esquadra movilizó unos 7.000 agentes, cuando en jornadas electorales normales eran movilizados unos 12.000. Las fuerzas policiales se repartieron de manera ineficaz, pues distribuyeron los agentes disponibles, no en el sentido de poder garantizar el cierre de los grandes centros de votación, sino en el de garantizar la presencia de al menos dos agentes en cada uno de los 2.259 centros de votación existentes, muchos de los cuales -se ha calculado que unos 297- ni siquiera llegaron a abrir sus puertas en la mañana del día 1 de octubre, lo que inutilizaba de facto casi a 600 de los agentes desplegados, al no haber recibido instrucciones para desplazarse a otros lugares más conflictivos".
Vigilando a los "compañeros"
La Fiscalía apuntó también el papel de algunas parejas de agentes autonómicos: "Incluso en algunos centros de votación fue la propia dotación de los Mossos d'Esquadra la que se enfrentó con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para impedir que estos clausuraran el centro.
También se ha acreditado la existencia de efectivos de Mossos d’Esquadra que vigilaban los movimientos de las Unidades del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, su salida de los lugares donde estaban concentrados y prevenían de su llegada a los centros de votación. (...) En resumen, el auxilio y la colaboración de los Mossos d’Esquadra fue determinante para la celebración del referéndum y la producción de los graves sucesos que finalmente acaecieron, pues lejos de cumplir el mandato judicial al que venían inexcusablemente obligados por imperativo legal, optaron por sujetarse a las directrices de los responsables políticos de la Generalitat, poniendo a disposición de los mismos y de sus ilegales propósitos secesionistas todo el poder coactivo que representaba un cuerpo policial armado y muy numeroso en efectivos (unos 17.000 miembros aproximadamente)".
Tabla rasa y agentes apolíticos
Los separatistas han olvidado ya los servicios prestados por la policía regional. Ya no hay escenas de confraternización ni aplausos a las dotaciones de los Mossos por parte de los asistentes en las manifestaciones que organizan la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium y los partidos nacionalistas.
Los agentes, por su parte, protestan por sus condiciones laborales, por el impago de horas extra y por la utilización política del cuerpo. Se manifiestan sin banderas y vestidos de negro, dicen que son apolíticos, aplauden a sus compañeros de la Policía Nacional y reclaman un mando ajeno a las presiones de los partidos nacionalistas.