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ETA recopila su historial criminal e intenta borrar más de un centenar de crímenes

Reconoce asesinatos cuya autoría negó durante décadas, como el de la cafetería Rolando de Madrid o el de tres jóvenes en Guipúzcoa.

Reconoce asesinatos cuya autoría negó durante décadas, como el de la cafetería Rolando de Madrid o el de tres jóvenes en Guipúzcoa.
Tres encapuchados en un comunicado de ETA. | Archivo

La organización terrorista ETA hizo una retrospectiva de su propia actividad criminal poco antes de disolverse oficialmente. El resultado fue publicado en el último Zutabe o boletín interno, que fue distribuido entre sus acólitos durante el pasado mes de abril, apenas un mes antes de llevar a cabo su última escenografía con el sanguinario Josu Ternera como protagonista. La misma se conoce este martes tras ser publicado por el diario Gara, habitual altavoz de los asesinos etarras.

Su legado mortal lo cifran en 758 asesinatos, un centenar menos de los que le son atribuidos por el Ministerio del Interior, las Fuerzas de Seguridad del Estado y las asociaciones de víctimas. La razón es que tratan de borrar de un plumazo las cien víctimas mortales que provocaron los atentados que cometieron los terroristas de ETA-Político Militar o de los denominados comandos autónomos, que siempre actuaron bajo la supervisión de ETA, aunque hubiese algunas discrepancias entre ellos.

Acusan a las víctimas, especialmente a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y al Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), de intentar hinchar artificialmente sus cifras de asesinatos y tratan de solventar la papeleta de la diferencia entre los crímenes que se les imputan y los que reconocen intoxicando con el suceso del Hotel Corona de Aragón en Zaragoza en 1979, en el que hubo 83 muertos y que no están atribuidos a ETA, como la banda intenta dar a entender.

Por primera vez, los terroristas reconocen que cometieron algunos atentados cuya autoría han estado negando durante décadas. Se trata, por ejemplo, de la matanza en la cafetería Rolando, ubicada en la calle El Correo de Madrid, en la que murieron trece personas en un atentado con bombas en 1974. También el asesinato de tres jóvenes en Tolosa (Guipúzcoa) en 1981, a los que según reconoce ahora la banda terrorista "confundieron con policías".

Siguen sin reconocer ni facilitar datos sobre la desaparición en marzo de 1973 de tres jóvenes gallegos que habían emigrado al País Vasco y que desaparecieron sin dejar rastro en la localidad francesa de San Juan de Luz, a una veintena de kilómetros de la frontera hispano-francesa, después de haber cruzado al país vecino para ir a ver la película El último tango en París. ETA no reconoce que los asesinó ni aporta datos sobre dónde están sus cadáveres.

Los terroristas reconocen que han cometido 2.606 "acciones", eufemismo con el que hacen alusión a sus tiros en la cabeza, coches-bomba, secuestros… aunque no especifican, por ejemplo, cuántas personas tuvieron durante cincuenta años que abandonar sus domicilios en el País Vasco y Navarra aprovechando la noche porque veían su vida peligrar, o cuántas fueron amenazadas y extorsionadas para mantener su actividad criminal.

Sí entran en detalle para hablar de algunos de sus crímenes. Califican el atentado de Hipercor en Barcelona en junio de 1987, en el que perdieron la vida 21 personas y otra cincuentena resultaron heridas como "el mayor error y desgracia" de su historial criminal. No pierden la oportunidad de culpar de aquel hecho a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que no desalojaron el edificio tras buscar durante varias horas las bombas y no encontrarlas por ningún lado.

También se enorgullecen del asesinato del almirante Luis Carrero Blanco en diciembre de 1973, por entonces número dos del Régimen del General Franco, porque consideran que les dio "influencia política" y "prestigio" nacional e internacional; o de la ola de asesinatos y atentados que logró frenar la construcción de la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya) porque, a su juicio, fue "una batalla que ganó el pueblo" y que "mostró la eficacia de la lucha armada a ojos de amplios sectores populares".

ETA da a entender en su reflexión que lamenta no haber conseguido asesinar al expresidente del Gobierno José María Aznar, sobre el que dice que "durante 2001 se realizaron tres intentos de atentado" "con la utilización de un misil mientras estaba en vuelo". No hace mención al intento de atentado en Madrid con coche bomba, en el que Aznar no sufrió daños pero sí murió una mujer de 73 años fruto de la onda expansiva.

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