El preso Jordi Sànchez censura la estrategia separatista de presionar en público al Gobierno para conseguir concesiones judiciales y penitenciarias a cambio de aprobar los Presupuestos. En una carta publicada en La Vanguardia, Sànchez, diputado de Junts per Catalunya y aspirante a presidir el nuevo partido de Puigdemont, exige "discreción" a los partidos separatistas, critica unas negociaciones sobre los Presupuestos Generales del Estado basadas por los partidos secesionistas en que el Gobierno tenga un "gesto" con los presos y alega que "no hicimos el 1-O para aprobar los presupuestos del Estado".
Escribe Sànchez: "No entiendo la razón ni comparto el hecho de pedir un gesto al Gobierno español a favor de los presos para aprobar los presupuestos de Pedro Sánchez. El proceso judicial que estamos sufriendo las nueve personas que estamos en prisión y las cinco que están en el exilio es injusto y duro. Precisamente por ello lo que necesitamos son hechos y no gestos. Pero por encima de esta dura realidad, he dicho, hemos dicho todos juntos en varias ocasiones, que los presos no somos, no queremos ser, moneda de cambio de ninguna negociación política. Menos aún quiero en mi desdicha como preso y encausado ser intercambiado por unos cuantos votos para los presupuestos generales del Estado. No hicimos el referéndum del 1 de octubre para aprobar los presupuestos del Estado".
Sànchez habría debatido largo y tendido con el líder de ERC, Oriol Junqueras, preso en la misma cárcel, sobre la estrategia negociadora de los partidos. Así, relata: "No puedo privarme de contar aquí una conversación –de una mañana de finales de septiembre en Lledoners– que tuve con un diputado de ERC a quien valoro mucho y con quien muy a menudo coincido en posicionamientos políticos. Le manifesté mi discrepancia por la escenificación de una demanda que se hacía de manera ostentosa en el hemiciclo del Congreso de Diputados, en algunas emisoras de radio y en todo tipo de declaraciones públicas, y donde se advertía a la opinión pública que si el Gobierno de Sánchez no daba instrucciones a la Fiscalía por nuestra libertad, no habría más margen de apoyo a este Ejecutivo y, particularmente, no habría nada que hablar ni motivo para sentarse en una mesa para dialogar. Desde aquel día he escuchado a través de los medios decenas de veces estos mismos argumentos. La penúltima ocasión con motivo de la visita de Pablo Iglesias".
Consecuencias no deseadas
Según Sánchez, la agitación en torno a los presos y los Presupuestos puede tener consecuencias tan poco deseadas como irreparables y constituye una torpeza política. De tal modo apunta en su misiva: "Ante una derecha española extrema e hiperactiva, que sobreactúa diariamente acusando el Gobierno de Sánchez de ser rehén de los soberanistas, las demandas reiteradas de presupuestos a cambio de gestos con los presos puede provocar fácilmente tres efectos no deseados: 1. alimentar todavía más la gesticulación de la derecha españolista; 2. desincentivar al Gobierno de Sánchez a intervenir ante la Fiscalía para encontrar modificaciones relevantes por temor a la polémica y la tensión con el bloque constitucionalista y, sobre todo, su electorado, y 3. bloquear posibles modificaciones de oficio de la propia la Fiscalía ante el riesgo de que sean leídas como fruto de la presión gubernamental y, por lo tanto, desacrediten "su imagen".
El expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) aboga por el cese del griterío separatista para facilitar la rectificación "de oficio" de la Fiscalía: "La discreción a menudo es importante, imprescindible, para alcanzar determinados objetivos. Bien lo saben los hombres y las mujeres que entraron las urnas en Catalunya y los millares que las custodiaron hasta el día 1 de octubre. Y en el caso que nos ocupa, también. Sólo hay que ver la delicadeza de las declaraciones de Iglesias y Asens a la salida del encuentro el viernes pasado a Lledoners".
El dirigente golpista reclama peticiones "de calado" y no un gesto con los presos. Cree que se debe exigir al Gobierno "una oferta política de diálogo". "Y, con respecto a los presos –concluye en su carta–, la única posición que hemos asumido como digna y justa es el sobreseímiento de la causa o, en su defecto, la absolución. Y mientras eso no llega, la libertad. Y si al final la Fiscalía pide penas por sedición y no por rebelión, que por favor nadie se engañe. Serán igualmente injustas".