"Quiero verme con Junqueras pronto, lo antes posible". Pablo Iglesias viajará este viernes a mediodía hasta la prisión catalana de Lledoners para intentar convencer al líder de ERC, Oriol Junqueras, de que apoye los Presupuestos Generales del Estado para 2019.
"Hay que normalizar el diálogo político. Es una cosa normal y saludable que el secretario general de Podemos se reúna con el jefe de Esquerra", ha asegurado el líder de Podemos en los pasillos del Congreso de los Diputados.
Según Iglesias lo que "es excepcional" es que Junqueras esté "en la cárcel". "Hablaremos de política. La situación de los presos es un problema político, pero hay más. Que los ciudadanos catalanes no lleguen a fin de mes es un problema político y yo estoy convencido de que una fuerza política de izquierdas no va impedir que los ciudadanos en Cataluña puedan ganar 900 euros o que se bajen los precios de los alquileres", ha afirmado el líder de Podemos, volviendo a presionar así a ERC para que apoyen el acuerdo de las cuentas públicas firmado la semana pasada en La Moncloa.
La formación morada enfatiza los logros "sociales" del acuerdo para presionar a los republicanos, cuyo portavoz adjunto en el Congreso, Gabriel Rufián, ya se apresuró a elogiar esas medidas: "Esto es una buena noticia, se tenga la bandera que se tenga en el balcón".
Eso sí, el secretario general morado ha querido dejar claro que la postura de su partido es que "los presos deberían estar fuera", en referencia a los responsables del golpe secesionista de 2017 que se encuentran en prisión provisional.
No es su primer encuentro
El que se celebrará en los próximos días no será el primer encuentro de los dos líderes de izquierdas. Meses antes de que el dirigente de ERC fuera encarcelado, Iglesias acudió, el pasado agosto de 2017, a la casa del empresario Jaume Roures para cenar con el que entonces era vicepresidente catalán, Oriol Junqueras.
En la mente del líder de Podemos ya estaba entonces la posibilidad de un tripartito catalán junto a ERC y al Partido Socialista de Cataluña. Algo que ofreció a los socialistas y a los republicanos tras las últimas elecciones catalanas pero que se quedó en nada.