La inquietud y el desconcierto de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, líderes de Podemos e IU respectivamente pero aunados en la confluencia electoral Adelante Andalucía, van en aumento. Especial impacto ha tenido el hecho de que sólo participara en la votación de las listas de Adelante Andalucía un 10 por ciento de los diferentes censos oficiales que arrojaban una cifra de 55.000 electores. La versión oficial sube este porcentaje hasta el 21 por ciento a costa de reducir los inscritos en el censo a la mitad.
En otros términos, puede decirse que sólo uno de cada diez inscritos, según las cifras que maneja una fuente nada sospechosa como eldiario.es, acudieron a dar el visto bueno a las las listas definitivas de la confluencia. Para los dirigentes de esta, se trata de uno de cada cinco inscritos porque los participantes, que fueron 5.611, han de aplicarse a un censo final de sólo 25.530, lo que da una idea de cómo bailan las cifras en Adelante Andalucía.
La inquietud es mayor por cuanto el sector de Pablo Iglesias, perdedor en Andalucía y que representa la diputada Isabel Franco, ha cuestionado la necesidad de esta confluencia de izquierdas en vísperas de las elecciones andaluzas y ha afirmado que "Podemos genera más ganas por sí misma" que Adelante Andalucía, donde se une a Izquierda Unida.
Franco difundió mediante Europa Press un dato relevante. En las pasadas elecciones primarias internas de Podemos, las celebradas previamente para elegir a sus candidatos en la confluencia con IU, participaron 11.531 personas, el doble de los que lo han hecho para elegir a los candidatos de Adelante Andalucía.
Naturalmente, Franco ha deducido que los partidarios de la confluencia Adelante Andalucía se han equivocado en sus cálculos sobre la ilusión que iba a generar. Según ella, la fuera política que genera ilusión es Podemos.
La batalla previa, ganada por Rodríguez y Maíllo, se desarrolló contra los dirigentes de Podemos y los viejos comunistas de IU. Conocida es la disensión entre Pablo Echenique y Teresa Rodríguez sobre la idea, buena o mala según el prisma, de eliminar la marca Podemos de la convocatoria electoral.
Menos conocida es la divergencia cada vez más notable entre los viejos dirigentes comunistas andaluces encuadrados en IU –recuérdese que el anterior coordinador de IU en Andalucía, Diego Valdera, eras más partidario de tender puentes con un PSOE andaluz con el que gobernó unos años, antes que dinamitarlos como parece desear Maíllo–, y sigue en aumento.
Es decir, Adelante Andalucía ya ha dividido a sus organizaciones nodriza y tenía como argumento que la ilusión de esta unión de las izquierdas sería un buen acicate electoral. Pero el resultado de sus propias primarias ha mostrado un pasotismo mayoritario en las bases. Es más, ni siquiera se ha conseguido superar el número de afiliados y simpatizantes de Podemos e IU por separado que era de 25.000.
Por tanto, la candidatura de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo (Podemos e IU), que fue apoyada por un búlgaro 92 por ciento de los votantes, en realidad lo fue por sólo un 10 por ciento (o un 21 por ciento, si se admiten las cifras oficiales posteriores) de los inscritos en los censos. Un resultado poco alentador.
Igualmente curioso es que las candidaturas a dirigir la confluencia han sido elegidos antes de disponerse de un programa electoral, que se elabora estos días en otro invento, los "patios" donde participan personas ajenas a ambos partidos. Los papeles presentados han recibido 4.000 enmiendas y este fin de semana se cerrará un programa definitivo, días antes de la probable convocatoria anticipada de elecciones.
Las últimas encuestas relevantes y Podemos-IU
Durante 2018, se han efectuado varios muestreos preelectorales en Andalucía. La propia organización morada encargó en marzo una encuesta al Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Granada. En ella, se advertía que el PSOE podría seguir gobernando con el apoyo de Ciudadanos como hasta ahora, que podría gobernar con Podemos como ahora si fuese posible y que no era posible un gobierno de cambio PP-Ciudadanos, que sólo obtendría 47 escaños, a 8 de la mayoría absoluta.
El sondeo auguraba un descenso del voto para el PSOE con un 32,3% de los votos y 39 escaños, ocho menos que en la actualidad. El PP andaluz, también a la baja, seguiría siendo la segunda fuerza política con poco más del 20% de los votos y 28 diputados, cinco menos que ahora. Ciudadanos pasaría del 12 al 17 por ciento de los sufragios y lograría 19 parlamentarios, 8 más, mientras que Podemos ganaría 2, disponiendo de 17 escaños e IU subiría 1, pasando de 5 a 6.
El pasado mes de julio, Europa Press se hizo eco de una encuesta de SW Demoscopia según la cual el PSOE-A ganaría las autonómicas con 47 escaños frente a los 23 de Cs y PP-A y 16 de Podemos-IU. Es decir, para la confluencia Adelante Andalucía se anticipaba una rebaja electoral de votos y la pérdida de 4 escaños.
El pasado mes de setiembre, El Español daba a conocer una nueva encuesta sobre la intención andaluza de voto que volvía a animar a la confluencia prevista por Podemos e IU. Según sus datos, el PSOE conseguiría el 27,1% de los apoyos y entre 32 y 34 escaños, Ciudadanos le seguiría con el 22,9% de los votos y entre 25 y 27 escaños, Partido Popular con el 21,6% y el mismo número de escaños y la coalición de Podemos e Izquierda Unida sumarían un 21% y alcanzarían también de los 23 a los 25 escaños, atendiendo a la estimación de voto.
Si se comparan estos resultados con los oficiales de 2015, el PSOE caería 8,4 puntos y 13 escaños y Ciudadanos escalaría 13,6 puntos y 18 escaños. El Partido Popular, por su parte, perdería 5 puntos y 6 escaños y la coalición de Podemos e Izquierda Unida (si se confirma que van juntos a las urnas) se mantendría en los mismos puntos y ganaría entre tres y cinco escaños. O sea, un desastre para los partidos mayoritarios hasta ahora y un avance notable para Ciudadanos y Podemos.
Se sospecha, con toda fiabilidad, que si Susana Díaz convoca ahora las elecciones es porque le conviene hacerlo así. Siempre tendrá garantizada la posibilidad de reeditar un pacto de gobierno con Ciudadanos, con menor poder si se quiere, lo que le permitirá en cualquier caso mantener alejada la necesidad de aliarse con quienes son sus enemigos declarados, Teresa Rodríguez y el sector dirigente de IU en la actualidad.
Dados los datos de participación en las primarias de Podemos, es difícil suponer que en muy poco tiempo pueda invertirse la desgana de sus partidarios que en un 80 o 90 por ciento, según las fuentes oficiales antes y después de la convocatoria, no tuvieron interés en votar. De producirse una abstención parecida en las próximas elecciones andaluzas, el resultado de Adelante Andalucía sería desastroso.