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Arrimadas enfatiza la "generosidad" de Ciudadanos con Valls ante la situación que vive Cataluña

Rivera siempre ha presumido de un partido sin confluencias como las de Podemos, algo que cambiará con la candidatura a la alcaldía de Barcelona. 

Rivera siempre ha presumido de un partido sin confluencias como las de Podemos, algo que cambiará con la candidatura a la alcaldía de Barcelona. 

Con la presentación este martes en Barcelona de la candidatura de Manuel Valls a la alcaldía de la Ciudad Condal empieza una nueva era en la biografía del ex primer ministro francés, hijo de un exiliado republicano español, pero también en la de Ciudadanos, que por primera vez, y nada menos que en uno de sus feudos, no concurrirá con sus siglas, sino dentro de una coalición más amplia.

Desde 2015, cuando se inició la expansión nacional de lo que hasta entonces había sido un partido de ámbito catalán, Albert Rivera viene presumiendo, a veces incluso con sarcasmo, de ser un partido sin confluencias como las de Podemos e incluso sin marcas regionales como el PSC, un partido socio del PSOE, pero autónomo estatutariamente. Esta circunstancia, como siempre ha enfatizado el líder naranja, le permite no tener hipotecas locales o regionales y plantear siempre las cuestiones, en todos los ámbitos de representación, desde el punto de vista del "interés nacional".

Incluso desde 2015, y haciéndose de alguna manera trampas en el solitario, los dirigentes de Ciudadanos han blasonado de ser la tercera fuerza municipal de España, por delante de Podemos, en un conteo que distinguía las diversas candidaturas o coaliciones de lo que los de Pablo Iglesias llamaron "los ayuntamientos del cambio". Una fórmula de éxito, sin ir más lejos en Madrid, con la alcaldía de Manuela Carmena, y en Barcelona, con la de Ada Colau.

Arrimadas justifica el cambio de filosofía

Preguntada por ese quiebro en el discurso, la líder naranja en Cataluña, Inés Arrimadas, remarcaba este lunes la "generosidad" de su partido con Valls, y la justificaba por la situación "inusual" que vive Cataluña. "¿Qué es lo que ha cambiado? Hombre, me parece que la situación que vivimos en Cataluña y en Barcelona creo que no hay que explicar que es extraordinaria. Extraordinaria no en el sentido positivo, sino en el sentido de lo raro, o de la situación inusual que tenemos en Cataluña" afirmaba la también portavoz nacional del partido, durante la rueda de prensa posterior a la reunión de la Ejecutiva, en la que se mostraba convencida de que una llegada de Valls al Ayuntamiento de la Ciudad Condal sería "un antes y un después para Barcelona, para el conjunto de Cataluña y para todo el país".

Fuentes de Ciudadanos aseguran que la generosidad a la que aludía Arrimadas es mayor por parte del partido naranja que por parte del todavía diputado en la Asamblea Nacional de Francia. "Nosotros, ya sólo con las siglas, podríamos tener muchos votos y muchos escaños" recuerdan esas fuentes. El hito histórico de diciembre de 2017, cuando Ciudadanos fue el primer partido no nacionalista en ganarlas autonómicas en Cataluña, se debió en buena medida al extraordinario resultado en Barcelona y su área metropolitana, el célebre ‘cinturón rojo’ que Arrimadas ya tiñó de naranja en los comicios anteriores, celebrados en 2015.

Arrimadas aseguraba igualmente que lo que necesita Barcelona, a la que se refería como una "cocapital de facto" es "recuperar el papel internacional que siempre ha tenido. La proyección no sólo a nivel europeo, sino a nivel internacional, que se está perdiendo con el separatismo y con el populismo" así como la "seguridad jurídica" necesaria para "atraer inversores".

Una relación que puede ser tan fructífera como conflictiva

Las alusiones de Arrimadas a la "generosidad" con Valls presagian una relación política que, si bien puede ser enormemente fructífera, si se logra la alcaldía, no estará exenta de tensiones y problemas, a imagen y semejanza de lo que ha vivido Pablo Iglesias con Manuela Carmena y Ada Colau.

La estructura de funcionamiento de Ciudadanos está fuertemente centralizada, hasta el punto de que cada gestión de una determinada crisis en el ámbito autonómico se monitorizaba con escrúpulo desde Madrid. Así ocurrió con la que en 2017 terminó con la dimisión del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, o con la que este mismo año provocó la salida de la Comunidad de Madrid de Cristina Cifuentes. En ambos casos, tanto el líder murciano Miguel Sánchez, como el madrileño Ignacio Aguado, recibieron instrucciones precisas sobre cómo actuar. Parece difícil imaginar a todo un ex primer ministro de la V República francesa desplazándose a Madrid para ser aleccionado, como ocurrió en varias ocasiones en el caso del murciano Sánchez.

Naturalmente, la configuración misma de la candidatura será el primer escenario de conflicto, tanto por las siglas que en ella figuren como por los nombres que acompañen a Valls. Ciudadanos confía en que la actual portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, tenga un puesto relevante tras una legislatura municipal entera haciendo oposición a Colau. Será el momento de medir hasta qué punto es recíproca la "generosidad" del primer partido de Cataluña con Valls.

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