El separatismo queda lejos de su récord de manifestantes a pesar de presos y "exiliados"
La división entre facciones marca una manifestación de la "diada" que queda por debajo de las precedentes.
Multitudinaria manifestación separatista en su tradicional fiesta del "Onze de Setembre". Las entidades "civiles" y el gobierno autonómico han logrado su objetivo de llenar la Diagonal de Barcelona, si bien no han superado las cifras de asistencia de pasadas citas. La mayor concentración, según ellos, se dio en 2014, cuando 1.800.000 habrían secundado la convocatoria según la Generalidad. El Gobierno aseguró que participó medio millón de personas. En 2012, los separatistas se anotaron millón y medio; en el 13, 1.600.000; en el 14, los citados 1.800.000; en el 15; 1.400.000; en el 16, 900.000 y un millón el año pasado. Las cifras de la delegación del Gobierno nunca superaron el medio millón. Este año no hay datos gubernativos.
El Ayuntamiento de Ada Colau ha calculado en esta edición una asistencia de "alrededor de un millón de personas". El contraste lo aporta Sociedad Civil Catalana (SCC), que reduce la participación a doscientas mil personas. Los convocantes aceptan la cifra municipal, a diferencia de ocasiones anteriores.
El actor de TV3 Toni Albà, conocido por sus insultos contra Inés Arrimadas ("mala puta"), Miquel Iceta ("burbujita bailarina") y el podemita Lluís Rabel ("hijo de puta"), fue el maestro de ceremonias de la "performance", que consistió en una "ola sonora". A la hora fetiche del catalanismo, las 17:14, la multitud guardó un imperfecto silencio hasta que un chupinazo dio la salida a un deslavazado griterío que fue desde la calle Castillejos hasta el Palacio Real. Muchos asistentes se quejaron del rudimentario planteamiento y de la falta de coordinación.
Acto seguido se dio paso a las intervenciones de los invitados de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Destacó por su ardor el abogado británico Aamer Amwar, letrado de la consejera fugada Clara Ponsatí. "El general Franco estaría orgullo de la España contemporánea que actúa como una dictadura fascista", aseguró Amwar, que desató grandes aplausos de la concurrencia. Otro letrado, Ben Emmerson, que representa al prófugo Puigdemont ante la ONU, predijo que "Cataluña será independiente el año que viene". También apeló al Gobierno de Sánchez, al que advirtió de que "la única esperanza para un acuerdo pasa por liberar a los presos antes de que comience el juicio".
Peticiones a Borrell
Se sumaba así a la tesis del ministro de Exteriores, José Borrell, que en una entrevista en la BBC se ha mostrado partidario de excarcelar a los golpistas. Al respecto, varios dirigentes separatistas han pedido a Borrell que traslade su criterio a la fiscalía y que lo defienda en el Congreso.
El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, cerraron la manifestación con discursos levemente críticos con las discrepancias de los partidos separatistas. Paluzie ha exigido a los partidos que apuesten por el interés común y planteen otro pulso al Estado como el del año pasado.
Alivio de los convocantes
Los dirigentes de las entitades separatistas se muestran aliviados respecto a su capacidad de movilización. Las imágenes de esta "diada" son parecidas a las de las anteriores seis manifestaciones. Las bases han vuelto a responder a pesar de las tensiones entre los partidarios de Puigdemont y los de ERC. El "Onze de Setembre" separatista ha vuelto a ser el gran acontecimiento popular del fin del verano en Cataluña. Mañana comienza el curso escolar.
El presidente de la Generalidad, Quim Torra, confía en que la exhibición de este martes desencadene el "otoño caliente" con el que el separatismo pretende presionar al Gobierno y a los jueces de cara al juicio a los golpistas. El nacionalismo mantiene el fuelle en la calle y prepara ya las movilizaciones para conmemorar el primer aniversario del referéndum ilegal y la huelga del 3 de octubre.
La gran diferencia de este 11 de septiembre es que los dirigentes separatistas comienzan a tratar como adultos a sus manifestantes. Les siguen prometiendo la república, pero se nota el peso de los presos. Los discursos ya no son "festivos", a diferencia de la escenografía, marcada este año por el color rojo "coral" de las camisetas comercializadas por la ANC.
Por la mañana se registraron incidentes tanto en la ofrenda floral a la estatua de Rafael de Casanova como en una manifestación de Arran, las juventudes de la CUP, frente a la Jefatura Superior de Policía de Barcelona. El edificio de la Policía Nacional en la Vía Layetana estaba custodiado por los Mossos d'Esquadra, cuyos agentes no intervinieron. Se lanzaron botes de humo y pintura contra la fachada. En los aledaños de la estatua de Casanova, los Mossos impidieron enfrentamientos entre separatistas de extrema derecha y de izquierdas.
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