El presidente de la Generalidad, Quim Torra, se ha ido a Waterloo tras una conferencia que ha causado una profunda decepción en las organizaciones "civiles" del separatismo. La falta de concreción y el hecho de que fiara la consecución de la república a la "movilización ciudadana", a un "momentum" que considera que podría coincidir con las sentencias por el 1-O, no satisface a los dirigentes de la ANC, Òmnium y la CUP. Ahora le toca recibir instrucciones de Puigdemont, que impartirá doctrina durante dos días a los miembros de su grupo parlamentario, Junts per Catalunya.
La conferencia no ha sido del agrado de todos los actores separatistas, a pesar de que Torra la consultó hasta con la CUP y los CDR, según ha manifestado en una entrevista matinal en la radio oficial de la Generalidad. En la misma entrevista, realizada de camino al aeropuerto, Torra ha declarado que no contempla la convocatoria de elecciones "porque pienso que ni es el momento ni tendría lógica que fuéramos a una 'marcha', a toda una serie de acciones, con un foro cívico constituyente, para acabar de repente con unas elecciones".
La 'marcha' inconcreta
La 'marcha' (que para Torra debería ser la "Marcha sobre Washington", pero que ante la falta de detalles también se compara con la de Mussolini sobre Roma y con la ocupación de la plaza Maidan), sería una "suma de acontecimientos" y manifestaciones que van desde ya, en vísperas de la Diada, y hasta las sentencias por el 1-O. Torra ha comentado al respecto que ya le han llamado dos ayuntamientos para informarle de que "las secciones locales de ANC, Òmnium, los CDR y las entidades culturales han empezado a organizar actos hasta el día de la sentencia".
En cuanto a las negociaciones con el Gobierno, Torra ha insistido en que considera válido el referéndum del 1-O y que la única posibilidad de "cambiarlo" es por un "referéndum de autodeterminación pactado". Así, descartó cualquier posibilidad de negociar con el presidente Sánchez en otro marco: "La única negociación en la cual nosotros queremos entrar, la única posibilidad de cambiar la declaración política de independencia es por un referéndum pactado con el Estado".
En caso de no ser posible, "nosotros debemos seguir nuestro camino", afirma Torra, que confía en que el "consell per la república" de Waterloo, el "foro social constituyente" y las instituciones catalanas sean capaces de acumular fuerzas para derrotar finalmente al Estado.
Torra se niega, por lo demás, a poner plazos, apela constantemente a que la ciudadanía tome las calles para forzar el referéndum o la independencia, así como la absolución de los golpistas, y espera acontecimientos seguro de que podrá aprobar los presupuestos con el apoyo de la CUP y estirar la goma hasta las municipales y europeas, otro de sus "momentums".