"No normalicemos la situación de excepcionalidad y de urgencia nacional. Recordemos cada día que todavía hay presos políticos y exiliados. No nos desviemos de nuestro objetivo, la independencia de Cataluña". Y así cada día a las ocho de la tarde. Este es el mensaje que difunde por megafonía el Ayuntamiento de la localidad barcelonesa de Vich, gobernado por los convergentes.
Vich es un municipio pionero en materia de performances separatistas. Fueron los primeros en instalar jaulas en la Plaza Mayor para que los ciudadanos que lo quisieran se encerraran para experimentar los sufrimientos de los Jordis, Junqueras y los exconsejeros presos entonces en cárceles madrileñas. Después la convirtieron en un cementerio gigante de cruces amarillas. Un enajenado derribó unas pocas con un pequeño utilitario mientras un par de vecinos pegaban patadas a la carrocería. Aquel "atentado" conmocionó a la dirigencia separatista, que lo comparó con el terrorismo islamista.
La última hora en Vich es la fatua municipal sobre los golpistas presos y fugados y la independencia de Cataluña. Cada día a las ocho de la tarde, el Ayuntamiento emite el referido mensaje acompañado por el sonido acompasado de un carrillón. Vich es una de las ciudades más nacionalistas de Cataluña y también una de las que tiene más población magrebí. Obispado de fuerte tradición catalanista en el que siempre han gobernado los nacionalistas.