El presidente de la Generalidad, Quim Torra, estaba tan alarmado la semana pasada ante la supuesta "escalada de violencia" de los "grupos organizados, armados y violentos" que retiran propaganda separatista que envió una carta al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, para advertirle de la gravedad de la situación en Cataluña. Era urgente convocar una Junta de Seguridad y Grande-Marlaska acusó recibo y tomó nota al momento. Sin embargo, la agresión a una mujer por retirar lazos amarillos, que la Generalidad a través de La Vanguardia y TV3 niega que sea por razones políticas, ha cambiado radicalmente la percepción de los jerarcas separatistas.
La nueva consigna es negar la fractura social, la crispación y la violencia "venga de donde venga". En la actualización del relato separatista, Cataluña es un remanso de paz que nada tiene que ver con el escenario que pintaba la semana pasada el titular de la Generalidad, Quim Torra, donde una "escalada de violencia" por el tema de los lazos requería la inmediata adopción de medidas. Este lunes, el consejero de Interior de la Generalidad, Miquel Buch, exjefe de los "municipis" por la independencia, enviaba otra carta a Grande-Marlaska con la tesis cambiada. El asunto, ahora, carece de la trascendencia necesaria como para que la Junta de Seguridad incluya un punto en el orden del día que según la propuesta del ministerio alude a la "convivencia en el espacio público". Eso de los lazos es materia de seguridad ciudadana, competencia transferida a la Generalidad y que el consejero Buch reclama para dejar de lado los incidentes de los últimos días, de la identificación de ciudadanos que retiran o alteran propaganda separatista a la agresión a una mujer por retirar lazos amarillos en el parque de la Ciudadela de Barcelona.
Terrorismo y policías
Buch quiere hablar de terrorismo (pero no del que preocupa a Puigdemont, que considera "terroristas" a los que retiran lazos), de la integración de los Mossos en los centros conjuntos de las policías de España y de las dos denuncias interpuestas por dirigentes separatistas contra dos policías nacionales. La primera alude a los supuestos insultos de un agente contra dos diputados de ERC a su paso por la comisaría de la Vía Layetana y la segunda a la presunta agresión por parte de un agente de paisano contra el fotógrafo del proceso y activista separatista Jordi Borràs.
La Generalidad ya no quiere hablar de los "grupos armados" que arrancan lazos. Se vale y se sobra, dice Buch, porque las competencias son suyas. En la carta no hay referencias a la investigación abierta por la Fiscalía sobre las identificaciones practicadas por los Mossos para amedrantar a quienes retiran lazos amarillos y banderas separatistas.