Quim Torra está preocupado. Las actividades de quienes eliminan lazos amarillos y esteladas de los espacios públicos son hechos en su opinión muy graves, constitutivos de una "escalada de violencia" a cargo de "grupos armados". Así lo expone el presidente de la Generalidad en una carta enviada al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska.
Torra se queja de entrada de que la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, no le ha contestado a una misiva en la que exigía que se tomaran medidas contra dos agentes de la Policía Nacional. A uno, por los supuestos insultos que habría proferido al paso de dos diputados de ERC por delante de la comisaría de Vía Layetana. A otro, por una presunta agresión a un fotógrafo activista del proceso.
"A la vista del silencio de la delegada -escribe Torra- me veo en la obligación de dirigirme a usted para manifestaros mi preocupación y solicitar vuestra intervención". Y es que según el sustituto de Puigdemont en Cataluña, a los sucesos antes referidos hay que añadir la actividad de los "arrancalazos". Sigue Torra con su carta: "Además, este fin de semana agentes de la Guardia Urbana identificaron a un grupo organizado de catorce personas en la comarca de la Ribera de Ebro. De las personas identificadas, parece contrastada la participación de un agente de la Guardia Civil en estos grupos armados y organizados que recorren el territorio catalán".
Exige medidas disciplinarias
Según Torra, se deben imponer medidas disciplinarias contra los dos policías nacionales y el guardia civil por "la ostentación o utilización de armas sin causa justificada" así como por "organizar o participar activamente en reuniones de carácter político o sindical", tipos previstos, cita Torra, en la Ley Orgánica 12/2007 de 22 de octubre y Ley Orgánica 4/2010 de 20 de mayo.
"Es urgente -concluye el presidente de la Generalidad- poner fin a la escalada de violencia en Cataluña por parte de grupos violentos, así como depurar responsabilidades".
De este modo, Torra considera que quedar con amigos para limpiar las calles y plazas de propaganda separatista es formar un grupo no sólo organizado, sino armado. Las armas son cutters y tijeras para cortar plástico amarillo y un palo con un gancho para descolgar esteladas.
Hasta el presente, la mayoría de incidentes con empujones y bofetadas han sido protagonizados por separatistas que han acosado a personas solas "pilladas" retirando propaganda. Ahora, la Generalidad amenaza con fuertes sanciones económicas (de hasta 30.000 euros) y con la persecución policial a quienes se atrevan a tocar la propaganda con la que el separatismo acapara el espacio público.