El separatismo está orgulloso de su comportamiento en el homenaje a las víctimas del 17-A en la plaza de Cataluña. El consejero de Interior, Miquel Buch, niega que la pancarta de quince metros desplegada en una fachada y que tapaba varias ventanas constituyera un problema de seguridad. En su opinión, al Gobierno le preocupaba más el mensaje que la seguridad. Según Buch, la pancarta, en la que se decía en inglés que el Rey no es bienvenido a los "países catalanes", no se podía retirar porque "forma parte de la libertad de expresión".
Cabe recordar que Buch también catalogó como "ejercicio de libertad de expresión" el intento de agresión al juez Pablo Llarena a la salida de un restaurante en un pueblo de Gerona. Por si acaso, el consejero ha insistido en que la "competencia" para retirar la pancarta corresponde al Ayuntamiento.
El presidente de la Generalidad también se ha sumado a las argumentaciones "técnicas" del responsable político de los Mossos y ha asegurado en TV3 que la pancarta no suponía "en ningún caso" un problema de seguridad, sino que se trataba de otro ejercicio de libertad de expresión.
Sin embargo, la Delegación del Gobierno en Cataluña pidió explicaciones a la dirección general de la Policía de la Generalidad y al Ayuntamiento de Barcelona en una carta en la que afirmaba sin ambages que la pancarta puso en riesgo la seguridad de los asistentes al acto en la plaza de Cataluña. La lona impedía controlar varias ventanas del edificio y creaba "espacios ciegos" de seguridad.
Otro de los aspectos destacados de la jornada fue la presencia constante de la esposa del exconsejero de Interior, Laura Masvidal, al lado del presidente de la Generalidad, que la exhibió ante el Rey como una víctima. En declaraciones a la radio del conde de Godó, Masvidal ha revelado que le dijo al Rey que "no es a mí a quien debería estar saludando".
Los separatistas consideran que la jornada fue redonda e insisten en afirmar que los familiares de las víctimas fueron los auténticos protagonistas. También repiten que el imán de Ripoll era confidente del CNI si bien hoy el consejero de Interior, Miquel Buch, ha aceptado por fin que los Mossos sí conocían los antecedentes de dicho sujeto.