El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está convencido de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no va a ceder a los "chantajes" de los independentistas ni va a dejar que le "marquen la agenda", porque está decidido a proteger la Constitución y la "integridad de las instituciones", y también porque "tiene claro" que "antes de que se rompa España, se rompería el PSOE".
Así lo ha asegurado el líder de los socialistas castellanomanchegos en una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha asegurado que el Gobierno está comprometido con la "unidad constitucional" y con la batalla contra el "egoísmo en estado puro" de los independentistas.
De hecho, ha asegurado que, "si llega el caso y es necesario", no tiene ninguna duda de que Sánchez aplicará de nuevo el artículo 155 de la Constitución, y de forma "mucho más eficaz que el que ha planteado el PP". "El 155 que se aplicó llegó tarde y de una manera muy forzada, quizás muy acomplejada", ha criticado.
"Si llega el caso y llega el momento, sería un error que alguien pensara que a este gobierno le falta fuerza para defender la Constitución con medidas como el 155, que sería mas eficaz porque viene de una experiencia compleja como la que hemos tenido, y en segundo lugar, porque sería también mejor explicada, y planteada en términos de razonabilidad", ha asegurado.
Según García-Page, todos en el PSOE han hecho "esfuerzos" que les han costado "caro", como la abstención en la investidura del ya expresidente Mariano Rajoy en octubre de 2016, y por ello, siguen teniendo claro que no van a dejar que los independentistas se "salgan con la suya". "Antes de que se rompa España, se rompería el PSOE. Lo tiene claro Sánchez y, sinceramente, en esto se puede llevar sorpresa el independentismo", ha apuntado.
Así, ha asegurado que el hecho de que se haya recuperado una relación bilateral con Cataluña no significa ceder, porque forma parte de la normalidad del estado autonómico, y porque el Gobierno "no se ha movido un milímetro del apoyo a la Constitución". "La posición del constitucionalismo es pétrea y muy mayoritaria", ha apostillado.
En este sentido, ha afirmado que "una cosa es ser educados, no utilizar retorcidamente el independentismo para ganar votos y hablar por actitud democrática", y "otra cosa es mirar para otro lado o poner cara de tontos". Por todo ello, ha insistido en que "si llega el momento, el Gobierno será mucho más eficaz que el PP".
Aunque no ha querido detallar qué es lo que haría a ese hipotético nuevo 155 más "eficaz", sí ha defendido que su aplicación sería diferente "en tanto que este Gobierno no es quien está provocando el conflicto", sino que está "intentando aplicarle antibiótico", con "mucho mejor talante, que ya es bastante".
A este respecto, el presidente autonómico ha explicado que para afrontar bien el "problema catalán" hay que entender que tiene "una triple escala", es decir, atender a sus "razones históricas" y de largo plazo, a sus razones de medio plazo y a sus razones de corto plazo".
Las razones históricas y de largo plazo son la que requieren, según García-Page, "una enorme dosis de antibiótico político" porque tienen que ver con la parte "emocional" del conflicto. A este respecto, ha insistido en que el Gobierno "está trabajando muy bien la parte emocional del conflicto catalán".
"Hay mucha gente a la que hay que tratarle el virus que le han inoculado. El independentismo no deja de ser un virus, una enfermedad vírica en el ámbito político muy complejo y que requiere paciencia y tiempo", ha ahondado.
En este sentido, ha criticado que el anterior Gobierno optara por una estrategia que consistía "en dejar que el independentismo se diera con el tabique e hiciera el ridículo", porque aunque ocurrió, "el ridículo no es unilateral, es bilateral".
En este punto, ha alertado de que lo que le preocupa no son el expresidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, ni el actual líder catalán, Quim Torra, sino "los miles de chavales y las nuevas generaciones que realmente han interiorizado un tipo de rencor y sentimiento que es mucho más difícil de tratar".
Por otro lado, ha explicado que las razones de corto plazo son las que se tienen que solventar con medidas para "contener la hemorragia", como por ejemplo, esa nueva aplicación del 155 que tiene claro que el Gobierno aplicará si es necesario.
En cuanto a las razones de medio plazo, el objetivo debe ser, según García-Page, "establecer una actualización del marco de convivencia" en el que todos los españoles se sientan cómodos, y que no ponga en riesgo "la integridad constitucional".
A este respecto, ha querido dejar claro que la independencia "es imposible en términos prácticos, jurídicos, institucionales", y que "jurídicamente hablando, hay y solo habrá una nación, que es la española". "Cuestión diferente es que haya gente que la parte sensitiva emocional que tiene todo concepto jurídico se considere más español o menos español, pero esto es algo que no depende de ningún Gobierno", ha argumentado.
Además, ha avisado de que estará en contra de los que, con la idea de "mejorar" la Constitución, pretendan "renegar" de la Carta Magna del 78, porque "es la mejor que ha tenido España", incluso si son de su partido. "Solo podremos decir que no es la mejor cuando alumbremos otra mejor aún", ha señalado.
De hecho, García-Page ha asegurado que, si se es "realista", hay que asumir que no se va a poder reformar la Constitución "ni a corto plazo ni fácilmente". Por ello, ha apostado por llevar a cabo otro tipo de reformas que avancen hacia esa mejora del "marco de convivencia", "sin necesidad de tocar la Constitución ni ningún estatuto de autonomía".
Según el dirigente socialista, es posible "iniciar una etapa de legislación armonizadora, donde las tendencias centrífugas que ha tenido el Estado autonómico con legislaciones a veces un poco contradictorias se armonicen". "Yo hecho en falta legislación armonizadora que tenga rango de legislación orgánica, que no ha hecho ni el PP ni el PSOE", ha reconocido.
García-Page también ha apostado por revisar la lagislación presupuestaria para que los gobiernos del país no estén "permanentemente vendidos a cualquier minoría" a la hora de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE). "La estrategia presupuestaria no puede estar al pairo de uno, dos o tres diputados", ha criticado. "No se puede parar la maquinaria del país y eso afecta a una legislación que habría que revisar", ha reiterado.
En todo caso, ha insistido en que estas posibles reformas hay que combinarlas con "una estrategia muy de fondo que tienen que ver con los mensajes, las actitudes y con la solidaridad", para hacer frente a un movimiento independentista que, a su juicio, es "claramente egoísta y absolutamente incoherente".
"No puedo entender que partidos políticos o movimientos que dicen querer separase de España se presenten a las elecciones generales y precisamente sean los diputados elegidos en elecciones generales de un Estado en el que no quieren estar los que están condicionando la estabilidad del país", ha denunciado. "En España no hay estabilidad política fundamentalmente por el problema del independentismo", ha sentenciado.