Lejos de condenar los insultos y el acoso recibidos por el juez Pablo Llarena, su esposa y unos amigos a la salida de un restaurante de la Costa Brava, el presidente de la Generalidad, Quim Torra, aprecia intenciones ocultas en la cena del magistrado. No sólo estaba presente un político, Alberto Fernández (los separatistas aseguraron que el político era Jorge Fernández, exministro del Interior, en vez de su hermano, concejal en Barcelona), sino que había también agentes del Centro Nacional de Inteligencia.
Tal especie fue difundida por el digital nacionalista Vilaweb, que recoge una versión del Comité de Defensa de la República en la que se asegura que algunos de los participantes en la cena de Llarena habrían dicho ser miembros del CNI. Los supuestos "testimonios", siempre anónimos, han dado pie a Torra a difundir el infundio en su cuenta de Twitter con el siguiente mensaje: ""Llarena, Fernández Díaz y miembros del CNI". Fin de la cita".
Puigdemont difundió el sábado por la noche en su cuenta de Twitter la foto de Llarena cenando con un grupo de amigos y el lugar de la cita al tiempo que el CDR de Palafrugell instaba a sus miembros a montar un escrache.
Además de la "cumbre" de espías, la tesis separatista es que el hecho de que Llarena y el concejal popular Alberto Fernández estuvieran en la misma cena muestra la falta de independencia judicial.
El Gobierno todavía no ha reaccionado ante el último episodio de acoso al magistrado que ha dado ya por finalizada la instrucción del golpe de Estado separatista. Ya le marcaron la segunda residencia en la Cerdaña con pintadas y se han difundido datos sobre su esposa, directora de la Escuela Judicial sita en Barcelona, y la localización de su domicilio habitual en Cataluña.