Es una de las reuniones más esperadas de la agencia política unida al primer encuentro de los nuevos dirigentes del PP nacional bajo la batuta de Pablo Casado. Pero Susana Díaz ni siquiera ha mencionado la posibilidad de adelantar las elecciones andaluzas como tema forzoso de este encuentro aunque, como es evidente, no es sólo un tema de partido, sino un tema de interés general.
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se reúne hoy a mediodía en el Palacio de la Moncloa con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Antes que a ella y siguiendo el orden de antigüedad estatutario, Sánchez recibió al presidente vasco Íñigo Urkullu, al presidente catalán, Kim Torra, y al presidente gallego Alberto Núñez Feijoó, orden que se ajusta casi como un guante al modelo republicano de autonomías.
Antes de esta reunión, Susana Diaz, que impulsó decididamente el plan de su exconsejera y hoy ministra de Hacienda, María Jesús Montero, un nuevo modelo de financiación autonómica que exigieron al gobierno Rajoy, ya ha comprobado cómo tal plan y cualquier otro plan ha sido desechado por Sánchez para lo que queda de legislatura.
A cambio, ha conseguido que se eleve el techo de gasto que da una cierta holgura a las cuentas andaluzas y que se relajen los compromisos de déficit. Pero también sufre la inquietud por las deudas acumuladas de Cataluña y Valencia que podrían ser aliviadas consagrando el principio de que quien no cumple las normas obtiene beneficios, algo que no puede gustar a la presidenta andaluza. Por si fuera poco, comprueba cómo los separatismos vasco y catalán apuestan ya claramente por relaciones bilaterales y cómo Kim Torra desprecia con claridad a las demás Comunidades Autónomas.
Susana Díaz ya ha explicado a Europa Press que tres asuntos fundamentales para Andalucía que abordar en el encuentro tales como la reforma de la financiación para garantizar los servicios públicos; las inversiones en infraestructuras porque algunas como la Algeciras-Bobadilla o la conexión ferroviaria a Granada o Almería son "un clamor" y "nos han atropellado con recortes año tras año" en los presupuestos; y por último ha defendido que es "prioritario y fundamental" el empleo donde "hay que poner todos los recursos necesarios".
Expresamente negó que en la reunión vayan a hacerse cálculos electorales o que vaya a hablarse de adelanto electoral, un adelanto que se ha negado sistemáticamente hasta la semana pasada en el que su gobierno lanzó un enigmático "ya veremos", dejando caer que tal anticipación electoral depende, además, de la actitud que tenga sobre el tema el presidente y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
Ni siquiera en esto parece existir acuerdo entre ambos. Mientras que a Susana Díaz parece interesarle el adelanto electoral, se intuye que tal posibilidad no gusta demasiado a Pedro Sánchez. De acudir en solitario a unas elecciones, el efecto llamada del voto socialista podría ser menor en las siguientes elecciones generales de 2020.
Susana Díaz, beneficiada por el "desmayo" político de Ciudadanos, el descosido creado en el PP andaluz por la situación en que queda su todavía presidente, Juan Manuel Moreno, y por la división interna y la tendencia a la baja electoral de Podemos-IU, podría ganar las elecciones andaluzas y así lo auguran as encuestas conocidas.
Si se alarga el proceso electoral hasta 2019, el peso de la sentencia de los ERE y otras probables sentencias, la Comisión de Investigación sobre las tarjetas, el zurcido de los desperfectos del PP andaluz, la reacción de Ciudadanos y la posible reconstitución de la confluencia Podemos-IU, podría tener como consecuencia un resultado diferente y, tal vez, nada holgado con peligro para la formación de un gobierno presidido por Susana Díaz.