Pedro Sánchez ha sido el principal derrotado de la "asamblea nacional" celebrada por el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT). Su candidata, Marta Pascal, resultó defenestrada sin miramientos por Carles Puigdemont, que asume las riendas de una formación rota y lista para diluirse en el nuevo partido que propugna el evadido, la Crida Nacional per la República (CNR).
Puigdemont ha eliminado a Pascal tras una férrea resistencia por parte de la que fuera "coordinadora general" del partido continuación de Convergencia. La oposición interna a Puigdemont no es menor. Casi un treinta por ciento de los compromisarios votaron a favor de la lista protesta, encabezada por David Torrents, un militante de Badalona que es mosso d'Esquadra. La división es tan evidente que el nuevo presidente, David Bonvehí, y la nueva vicepresidenta, Miriam Nogueras, no se ponen de acuerdo sobre si se mantendrán las siglas del PDeCAT o quedarán absorbidas en la CNR. Bonvehí, que hasta ayer se repartía la dirección del partido con Pascal, reivindica el legado de Convergencia y su vigencia como partido político.
Puigdemont quiere interlocución directa con Sánchez, igual que la que tiene con Pablo Iglesias. Es una de las condiciones que planteó Quim Torra en su encuentro en Moncloa con el presidente del Gobierno. Al expresidente de la Generalidad no le valen los mensajeros. Quiere abordar su situación y la de los presos en persona.
Nueva cara nacionalista
Nogueras no ha militado en Convergencia. Procede de un club de empresarios separatistas y fue promocionada por Jordi Turull, uno de los exconsejeros presos. Para ella, el PDeCAT es un instrumento circunstancial al servicio de Puigdemont y los presos que debe atornillar al máximo a Pedro Sánchez si el presidente del Gobierno requiere su apoyo.
Puigdemont ha prescindido de Pascal por negociar a espaldas del "exilio" el apoyo pedecato a la moción contra Rajoy. El encargo de la nueva dirección del partido es doble, presionar a Sánchez para que los preventivos sean puestos en libertad y que la Fiscalía desista y arramblar con el "legado" de Convergencia (sedes, recursos, archivos y resto de activos) para cimentar el partido de Puigdemont.
El expresidente de la Generalidad quiere abarcar todo el campo nacionalista y hacer tabla rasa del tradicional sistema de partidos, mientras que Pascal representaba los intereses creados, la estrategia del "peix al cove", el pactismo pujolista. El PDeCAT es historia. Puigdemont ha tomado las riendas del partido, que a diferencia del Parlament y la Generalidad, aún se le resistía.
Ante la avalancha maximalista, ERC pide una "estrategia conjunta" de todas las fuerzas nacionalistas "que quede plasmada por escrito". El nuevo PDeCAT ha aprobado introducir en sus estatutos la vía unilateral. En la Crida de Puigdemont eso ni se discute. Cataluña ya es una república a la espera de que una "ventana de oportunidad" la haga efectiva. Bonvehí quiere que los militantes del PDeCAT se adhieran al nuevo partido a título individual. Nogueras prefiere que sea en masa. No se acaban de definir. Dependen de los enlaces de Puigdemont, los exconsejeros presos, los consejeros sustitutos, el president Torra, el diputado Albert Batet (que exhibía en el cónclave las acreditaciones de Puigdemont y su amigo Matamala, mecenas y fundador de Convergencia en Gerona), entre muchos otros.
Los ocho diputados del PDeCAT (en realidad de Democràcia i Llibertat, nombre con el que la vieja Convergencia se presentó en las dos últimas elecciones generales) se tendrán que "coordinar", ha manifestado Nogueras en la radio oficial de la Generalidad y en entrevista conjunta con Bonvehí. Coordinar con Puigdemont y con los presos, ha abundado la nueva cara del universo nacionalista. La mayoría de Sánchez pende de que haya otro movimiento con los presos. El fallo no refutado por el Gobierno del tribunal regional de Schleswig-Holstein insufla ánimos en el separatismo. El acercamiento nunca fue suficiente, sino el paso previo a la puesta en libertad.
Régimen de visitas
El congreso del PDeCAT ha tenido dos escenarios. El Palacio de Congresos de Barcelona y la cárcel barcelonesa de Lledoners. Se suceden las visitas "institucionales" y "oficiales" a los consejeros presos. El régimen penitenciario ha cambiado, pero no basta. Mucho menos la reanudación de las comisiones bilaterales. El separatismo está dividido. ERC, en la línea del deshielo sanchista, trabaja para que Oriol Junqueras encabece el próximo "Onze de Setembre". El PDeCAT de Puigdemont rema en la dirección contraria, el choque frontal. Las concesiones económicas a la Generalidad se dan por supuestas.