No hay valoraciones políticas sobre las sentencias judiciales, ni sobre la decisión del juez, Pablo Llarena, ni sobre las grabaciones del caso Corinna ni tampoco sobre las peticiones de los independentistas de poner en libertad a sus presos. Lo único que ocupa y concentra este viernes las reacciones del Gobierno es el proceso de renovación del PP.
Un "proceso tremendamente duro y desgarrador", en palabras de la portavoz Isabel Celaá, que no ha querido, como Susana Díaz, tomar partido por ninguno de los dos candidatos, Pablo Casado o Soraya Sáenz de Santamaría, pero sí que ha querido "felicitar" al PP porque hayan sido "capaces de llevar a cabo un sistema de primarias".
"Casi les felicitamos", señaló Celaá con una sonrisa antes de recordar que "criticaran al PSOE porque hubiéramos realizado este proceso", dijo hablando en nombre del PSOE desde la mesa del Consejo de Ministros. Pese a todo, añadió que "el Gobierno muestra su gran respeto por todo" y rechazó hacer apuestas sobre el ganador: "No, no vamos a dirimir la cuestión en relación a quien nos gustaría" que se alzara con la victoria.
Montero y la "pataleta" del PP
Algo que tampoco quiso hacer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sentada a su derecha, porque "si apuesta por alguien a lo mejor se decanta la victoria", bromeó. Referencia al Congreso del PP que hizo en su exposición inicial, sin que se le formulara pregunta alguna y que acompañó del deseo de que el PP tome una decisión sobre el sentido de su voto en torno a la senda de estabilidad una vez que decidan a sus líderes este fin de semana.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros desde la sede del Gobierno, Montero denunció la "pataleta" del PP en la víspera en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera al votar en contra de la senda de estabilidad. Y calificó de "cosa inaudita" que repitieran la operación en el Senado cuando haya de votarse el techo de gasto del Ejecutivo para lo que existe una "sombra de duda".
"Sería difícil explicar desde el PP por qué veta" y por qué "obliga a las comunidades autónomas" a prescindir de 2.500 millones de euros más gracias a las fexibilización de los objetivos de déficit. Algo que obligaría a volver a aplicar la anterior y más dura senda de déficit y a "ser más estrictos en España de lo que son con nosotros en Europa. Permítanme que crea que no es una pataleta y que lo que hay detrás es una fuerte carga ideológica".Y todo esto sin que se hubiera iniciado aún el turno de preguntas en la sede del Gobierno.