Su forma es la de un zepelín de toda la vida, como los que surcaron los cielos durante buena parte de las primeras décadas del siglo XX, pero su tecnología lo convierte en una aeronave del futuro. Tiene capacidades que lo sitúan a mitad de camino entre un satélite radar o de telecomunicaciones y los aviones remotamente tripulados (RPAS) que invaden el mercado con fines tanto civiles como militares. Busca suplir carencias y sumar virtudes.
Se trata de Stratobus, la última apuesta de Thales Alenia Space, cuyo primer demostrador a escala (con 40 metros de longitud) estaría en disposición de volar durante los primeros meses de 2019. Apenas un año más tarde, en 2020, estarían operativas las primeras unidades destinadas a la comercialización o venta de servicios, ya con sus dimensiones reales, 115 metros de longitud (similar a un campo de fútbol) y 34 metros de diámetro.
La gran virtud de esta aeronave es que puede mantenerse operativa en una posición estacionaria en la atmósfera (exactamente en la estratosfera, a 20 kilómetros de altitud) durante semanas o meses, corrigiendo su posición a través de propulsores eléctricos que funcionan con energía solar para contrarrestar la acción de las corrientes de viento, y a la vez, ser desplazado a un punto diferente o replegarlo a tierra para cambiar de misión o realizarle mantenimiento.
En la parte baja del zepelín se ha incorporado una pequeña goleta con una capacidad de carga útil de 250 kilos, una capacidad muy importante, en la que se introducen los equipos que se van a emplear, como sensores ópticos, radares, cámaras infrarrojas o híper espectral… en función de las características de la misión que tenga encomendada. Los equipos pueden ir cambiándose en tierra para ir adaptándolo a las necesidades.
Las misiones de Stratobus podrían ser variadas y totalmente versátiles. Así, es capaz de monitorizar la contaminación de una ciudad, realizar tareas de inteligencia, vigilar zonas fronterizas o facilitar información en crisis migratorias, controlar espacios marítimos identificando a las embarcaciones, detectar el inicio de todo tipo de incendios, o funcionar como un repetidor de telecomunicaciones, por ejemplo, para dar cobertura móvil 4G o 5G en zonas complicadas o en las zonas de costa que incrementan su población de manera significativa por el turismo durante unos meses al año.
Puede cubrir un horizonte terrestre de hasta 500 kilómetros de radio, lo que significa tener control sobre 800.000 kilómetros cuadrados, lo que ha hecho que, según ha dicho el director de Relaciones Instituciones de la empresa, José Antonio Álvarez de Arcaya, ya haya administraciones públicas y empresas de telecomunicaciones que tengan interés en el proyecto. Eso sí, no puede ser empleado en zonas de conflictos porque sería fácilmente derribado con un misil.
El zepelín de Thales puede ofrecer imágenes de alta resolución y garantiza la observación diurna y nocturna bajo cualquier condición meteorológica. Está diseñado para tener una autonomía de hasta 10 años, con un único mantenimiento anual que debe hacerse en tierra, y puede moverse por todo el mundo con su sistema de propulsión.