Un agente de la Policía Nacional y el fotógrafo del procés, Jordi Borràs, se han cruzado sendas denuncias por agresión. Borràs asegura que el agente se le abalanzó en plena calle, en el barrio gótico de Barcelona, a los gritos de "¡Viva Franco!" y "¡Viva España!", que le rompió la nariz de un puñetazo y que además enseñó la placa cuando algunos vecinos le recriminaron la agresión.
El agente también ha denunciado a Borràs. Según su versión de los hechos fue el fotoperiodista quien lo reconoció, gritó "¡Puta policía y Puta España!" y se abalanzó sobre él. La Policía Nacional ha abierto un expediente informativo al agente que dependerá de la resolución judicial. De momento no ha sido apartado de sus tareas, de índole burocrática.
En cuanto a Borràs, los principales dirigentes nacionalistas se han volcado en muestras de solidaridad con el fotógrafo, autor del libro de fotografías sobre el 1-O que el presidente de la Generalidad, Quim Torra, entregó al rey Felipe VI en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona. Borràs era un fotógrafo especializado en cubrir manifestaciones de la ultraderecha y "antifascistas". Con el proceso separatista amplió su radio de acción a todo tipo de manifestaciones, incluidas las contrarias a la independencia de Cataluña, que identifica invariablemente con actos ultras por la presencia de banderas constitucionales de España y la senyera sin estrella.
Borràs, retratado tras el incidente, era sumamente crítico con los Mossos d'Esquadra, pero en los últimos años se ha convertido en un referente gráfico del movimiento separatista. Tanto Torra, como Puigdemont o el vicepresidente autonómico Pere Aragonés han mostrado su afecto y apoyo a Borràs en las redes sociales. El periodista es el creador de la tesis de que si en manifestaciones separatistas hay incidentes es por culpa de "infiltrados".