El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha muerto en la madrugada de este martes en San Sebastián, tras haber sufrido un ictus el pasado domingo, han informado a EFE fuentes del Obispado de la capital guipuzcoana.
Setién, de 90 años y cuyo funeral tendrá lugar mañana a mediodía en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián, fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir el ictus el domingo por la mañana.
Nacido en Hernani (Gipuzkoa) en 1928, José María Setién Alberro fue obispo de San Sebastián entre 1979 y principios de 2000, cuando fue sustituido por Juan María Uriarte y éste, en el año 2010, por José Ignacio Munilla, actual prelado de la diócesis donostiarra.
Muy 'tibio' con ETA
Durante su largo episcopado, su actitud provocó fricciones por, tirando de eufemismo, su tibieza con la banda terrorista ETA: tras el asesinato del socialista Enrique Casas, no permitió que el funeral de este se celebrase en la catedral; se ofreció a mediar "a favor de los presos políticos"; manifestó en cartas pastorales que la Constitución debía recoger el "derecho de autodeterminación del País Vasco"…
En su libro Un obispo vasco ante ETA, el obispo se refirió a los asesinos como "revolucionarios" y defendió que el "dolor de ETA" era el causado por los terroristas, pero también el "padecido" por la banda. En estos padecimientos incluía, entre otros, "los asesinatos de los GAL", las teóricas "torturas policiales" o las "políticas de dispersión".
Por su parte, María San Gil, en su libro En la mitad de la vida, contaba cómo el religioso pasó "de largo delante de los hijos de José María Aldaya –un empresario secuestrado por ETA– concentrados para pedir la liberación de su padre y no deteniéndose para darles unas palabras de ánimo y consuelo es demoledora". La presidenta de la Fundación Villacisneros también lamentó que Setién, "mi obispo", le preguntó una vez que "dónde está escrito que hay que querer a todos los hijos por igual".