¿Qué ha pasado con Sánchez y Torra? ¿Cómo es que el presidente que llamó racista al president ahora lo considera su homólogo? Más que de deshielo, las escenas por los jardines y aposentos de La Moncloa, con parada en la fuente de Machado y Guiomar, refieren una tórrida relación entre ambos personajes, una suerte de encantamiento mutuo cuya clave ha desvelado este martes el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
El líder del PSC ha declarado que "si de Quim Torra sólo conoces sus textos, no te lo llevarías a cenar, pero cuando lo conoces, entonces tienes ganas de llevártelo de cena". Así es que Sánchez habría quedado subyugado con la personalidad de Torra, que además le llevó una botella del aguardiente catalán por antonomasia, la ratafía que ya elaboraba el abuelo del abuelo del actual presidente de la Generalidad, un bebedizo crucial para Cataluña, según explicó recientemente Torra abrazado a una frasca de licor: "La ratafía es país, paisaje, color, luz, familia y tradición. La ratafía es quienes somos".
Y la diplomacia de la ratafía, junto al encanto personal de Torra que refiere Iceta, abren inéditas posibilidades en el escenario catalán. Para el jefe del PSC, que ha valorado la reunión en la radio del conde de Godó, la importancia de la "cumbre" de ayer no radica en los acuerdos, sino en la creación de un ambiente idóneo para la consolidación de la "confianza personal". A qué punto no llegaría el entendimiento que se intercambiaron los números del móvil ante la fuente del romance de Machado y Pilar de Valderrama.