El proyecto de España Ciudadana nacía hace apenas dos meses como una plataforma que aglutinase a distintos sectores de la sociedad civil para defender "sin complejos" la defensa de la unidad nacional. Entonces ni Albert Rivera ni seguramente nadie podía predecir el terremoto político que unas semanas después llevaría, moción de censura mediante, a Pedro Sánchez a La Moncloa.
Quizás por eso, los actos de España Ciudadana han evolucionado desde los perfiles ciudadanos y populares de la presentación en Madrid a los más intelectuales y políticos del acto de Málaga y del que este domingo cerraba la temporada en Palma de Mallorca, donde al líder de Ciudadanos le flanqueaban dos pesos pesados: el ex primer ministro y diputado francés, Manuel Valls, y el ex director general de la Guardia Civil y la Policía (cuando eran un mando único), Joan Mesquida, quien hace poco abandonó, en un camino similar al del político galo, su militancia socialista.
Valls no daba pistas en su discurso, en catalán y en castellano, sobre si finalmente será el candidato a la alcaldía de Barcelona, una intención que él mismo desveló hace meses y para la que tiene el ofrecimiento del partido naranja, en cuya cúpula están convencidos de que finalmente aceptará. El político nacido en Barcelona defendía a España como "uno de los estados nación más viejos de Europa" y aseguraba que su implicación en el debate contra el desafío secesionista se produce porque la "idea de Europa" estaba en peligro.
Contra la "turismofobia"
Tampoco Mesquida iba más allá de su apoyo a la plataforma y a los valores que comparten quienes están en ella, pero su paso al frente bien podría traducirse en una futura presencia en listas, como el que esta semana se concretaba del ex seleccionador nacional de Baloncesto, Javier Imbroda, quien tras figurar en el cartel del acto de Málaga anunciaba que se presentará a las primarias para liderar la candidatura en las próximas elecciones andaluzas por esa provincia.
Tanto Rivera como sus ínclitos teloneros coincidían en arremeter contar la amenaza separatista en Cataluña y a su metástasis en Baleares. "Armengol [Francina] le ha comprado la milonga a los nacionalistas" decía Rivera en referencia a la presidenta de las islas, a la que respaldan los nacionalistas y que tiene en el portavoz de Ciudadanos, Xavier Pericay, a uno de sus más contumaces opositores.
El presidente de la formación naranja aludía también al conflicto por las competencias lingüísticas en la Sanidad que está provocando la protesta de muchos profesionales de la medicina, que incluso están abandonando las islas: "Formentera tenía que ser un Estado, decía Armengol. Yo me conformo con que los médicos puedan atender a los pacientes en cualquier idioma y salvar vidas" afirmaba Rivera ante una fuerte ovación de los presentes, que soportaban el intenso calor junto a la Catedral de la capital balear. Igualmente, todos arremetían contra la "turismofobia" en una comunidad donde ese sector supone aproximadamente la mitad del PIB. "Aquí, en la cuna del turismo, un sector que genera una enorme riqueza económica y social, podemos decir turismo sí, turismofobia, no" afirmaba Mesquida, quien fuera también Secretario de Estado de Turismo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El recuerdo a la víctimas de Calviá
Las alusiones a ETA, cuando se está a punto de cumplir el noveno aniversario de los últimos atentados de la banda terrorista, precisamente en la localidad mallorquina de Calviá, eran también una parte importante de los discursos.
Mesquida relataba una conversación en 2006 con el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, poco después de que los terroristas decretasen un alto el fuego, violado poco después en el atentado de la T-4, tras las conversaciones secretas con aquel Gobierno: "Yo le dije: no sé qué pensarás tú, pero mi opinión es que aunque ETA haya declarado una tregua tenemos que apretar más que nunca y tenemos que combatirlos con más fuerza. Y así lo hice".
Mesquida daba además las gracias a Valls por la colaboración francesa en el combate de los terroristas, mientras que Rivera insistía en que si los etarras presos quieren algún tipo de beneficio que contemple la Ley penitenciaria deben "pedir perdón" y "colaborar" para el esclarecimiento de los 300 crímenes aún sin resolver. Entre ellos, el asesinato hace casi una década de los dos guardias civiles en Calviá.