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Las Fuerzas Armadas españolas en la Blue Line: "Paz relativa" en la guerra entre Hezbolá e Israel

La ministra de Defensa ha visitado el puesto 4.28, en el que falleció hace tres años y medio el cabo Francisco Javier Soria.

J. Arias Borque

Ghajjar es una pequeña población partida en dos por la Blue Line, una peligrosa línea virtual de unos 120 kilómetros de extensión que separa Líbano e Israel. Se encuentra rodeada por una verja, aunque en el interior del pueblo no haya ningún elemento físico que diferencie qué zona está bajo control de qué país. Sus habitantes se han tenido que acostumbrar a la fuerza a la extraña situación en la que viven, con un campo de minas a pocos metros.

A las afueras se encuentra el puesto 4.28 de la ONU. Su estructura externa está compuesta por muros de hormigón de cinco metros de altura, conocidos como T-Walls, reforzados con grandes sacos rellenos de tierra. El perímetro está reforzado con una hilera de alambre de espino. En su interior, varias torres de vigilancia, un búnker para refugiarse de posibles ataques y una pequeña zona de vida.

Allí se están desplegados un centenar de militares españoles que están 24 horas al día en rotaciones de tres meses. Todo aquello que necesitan les llega desde la base Miguel de Cervantes, en la cercana Marjayoun, donde se encuentran el grueso de los 610 militares y guardias civiles que se encuentran actualmente en Líbano. Es uno de los tres puestos que los militares españoles ocupan en la zona.

En el 4.28 perdió la vida hace tres años y medio el cabo Francisco Javier Soria. Una cadena de negligencias de las fuerzas armadas israelíes, según la propia investigación hebrea, hizo que varios de sus morteros impactasen de lleno en el puesto español cuando trataban de responder a un ataque de los terroristas de Hezbolá, que controlan todo el sur de Líbano sin que el Gobierno local sea capaz de revertir la situación.

Precisamente, el enfrentamiento entre el grupo terrorista chií, apoyado y financiado por Irán, y las fuerzas de Israel es lo que hizo que los cascos azules de la ONU tuvieran que desplegarse en la zona en 2006. Ese año, Hezbolá secuestró y asesinó a ocho militares israelíes y lanzó cohetes sobre varias ciudades del norte de Israel. El ejército hebreo respondió entrando en el sur de Líbano y tomando posiciones.

Las Naciones Unidas consiguieron frenar las hostilidades e Israel retrocedió y abandonó parte del terreno ganado. Se configuró entonces la Blue Line, que no es una frontera internacional, sino la línea de repliegue del Ejército israelí. Está trazada en buena parte del terreno, aunque algunas delimitaciones se encuentran todavía en disputa. Ambos países se encuentran todavía, oficialmente, en guerra y esto no lo hace fácil.

En algunas zonas la Blue Line está marcada con bidones pintados de azul situados sobre estructuras cilíndricas de cemento. En otras Israel ha construido un doble vallado lleno de sensores y cámaras de todo tipo para impedir que los terroristas de Hezbolá penetren en su territorio. En otras pasa por medio del cauce de un río. Son habituales también los campos de minas a ambos lados de línea.

Los militares españoles patrullan la zona durante las 24 horas del día, siete días a la semana, durante los 365 días del año. Su duración es de entre dos y cuatro horas por pelotón, con unos recorridos de unos 60-80 kilómetros, en los que se alternan los recorridos a pie, el uso de vehículos blindados MLV Lince y la estancia en puestos de observación. Todo para intentar mantener la zona pacificada.

Durante los doce años que llevan desplegados en la zona, se han desplegado en esta misión 23.553 militares integrados en los diferentes contingentes, se han desactivado 4.424 minas o artefactos explosivos y limpiando 457.163 metros cuadrados. También se han desarrollado 695 proyectos de impacto rápido (QIP por sus siglas en inglés) en beneficio de la población civil.

En su visita al puesto 4.28, la ministra de Defensa, Margarita Robles, que se encuentra de visita en la zona desde el pasado, ha reconocido el trabajo que realizan los militares españoles, que ha calificado como "impagable". "La presencia de la ONU permite que aquí haya una paz relativa", ha asegurado después, tras lo que ha tenido unas palabras a los militares fallecidos en la misión, especialmente para el cabo Soria, que murió en este puesto.

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