Primero fue el tesorero de Ciudadanos, Carlos Cuadrado, que compareció en dos ocasiones. Este miércoles ha sido el secretario general, José Manuel Villegas, y próximamente, seguramente después del verano, será el propio Albert Rivera el que se someta a las preguntas del PP en la comisión del Senado sobre las cuentas de los partidos políticos, en la que los populares se han quedado solos hace tiempo por el abandono del resto de grupos.
El portavoz popular en la cámara alta, Luis Aznar, cuando el interrogatorio a Villegas estaba a punto de concluir, anunciaba, ante la hilaridad de los diputados y senadores naranjas presentes, que llamarán al líder de Ciudadanos ante las "versiones absolutamente contradictorias" que, a su juicio, ofrecen los responsables de su formación.
"Estará encantado de responder a todas las preguntas que usted quiera realizarle", replicaba al instante Villegas, poniendo el colofón a un enfrentamiento que, como ocurriera con la última comparecencia de Cuadrado, subió de tono por momentos, con continuas interrupciones entre Villegas y Aznar y rifirrafes varios entre senadores del PP y cargos de Ciudadanos, entre ellos el secretario general en el Congreso, Miguel Gutiérrez, que era llamado al orden dos veces por la presidenta de la comisión, Rosa Vindel. "Pero le va a echar o no", gritaba el senador popular Mario Arias, quien en varias ocasiones se enzarzaba con el senador de Ciudadanos Xavier Alegre, que en un momento dado gritaba: "Sí, soy senador y he dicho que es un maleducado".
¿Se financió Ciudadanos a través de sus grupos?
Sobre el fondo del asunto, ninguna novedad, tantas veces Aznar insistía en que había irregularidades en las cuentas de Ciudadanos –en particular por haber, supuestamente, empleado las subvenciones a sus grupos municipales para financiarse–, tantas veces Villegas negaba rotundamente, en un clima de tensión creciente y por momentos irrespirable. Al término de la sesión ambos se saludaban fríamente sin tan siquiera estrecharse la mano, mientras los representantes de uno y otro partido continuaban intercambiando duros reproches en un tono altanero. "¿Y estos quieren gobernar España?" se preguntaba con sarcasmo una senadora del PP.
En todo momento, Villegas justificaba el control de las cuentas de los grupos del partido en los distintos ayuntamientos, a través de una cuenta centralizada en la que él mismo y el tesorero del partido son "apoderados" y que tiene como fin, explicaba, transferir el dinero necesario para el funcionamiento de los grupos municipales.
El numero dos de Ciudadanos decía, dirigiéndose a los populares, que así se evita que hasta cinco tesoreros, como en el caso del PP, terminen imputados, al tiempo que sacaba a relucir, para irritación de Aznar, las condenas sobre los casos de corrupción del partido conservador: "A nosotros nos pone reparos el Tribunal de Cuentas, a otros la Audiencia Nacional" le espetaba.
Aznar amenazaba, incluso, con llevar a los tribunales a Ciudadanos por las falsedades en las que, a su juicio, había incurrido Cuadrado en su testimonio. En declaraciones a los medios tras la sesión, Villegas se mofaba: "En Ciudadanos no tenemos nada que ocultar, si quieren llevarnos a los tribunales estaba en su derecho, y estamos seguros de que los tribunales actuarán con objetividad, como tienen que actuar, y no como estamos viendo que se actúa en esta comisión".