Soraya Sáenz de Santamaría tomó posiciones mientras sopesa si dar el paso y presentar su candidatura a liderar el PP. Pese a que actualmente es diputada rasa, se trasladó al Senado para supervisar las enmiendas parciales del Grupo Popular a los Presupuestos Generales del Estado. Ella fue quien decidió el grado del castigo al Partido Nacionalista Vasco por provocar la caída política de Mariano Rajoy. Finalmente, se registraron 49 enmiendas parciales, de las que 19 afectan a partidas dirigidas al País Vasco por un montante total de unos 35 millones de euros, de los 540 previstos inicialmente.
La decisión soliviantó a algunos senadores del PP que esperaban más mano dura con el PNV. El pasado lunes, el grupo en la Cámara Alta acogió con satisfacción la orden de presentar enmiendas al dar por roto el pacto con los nacionalistas. Una respuesta a la incipiente indignación en el partido, que quedó constatada en el grupo de WhatsApp interno de los senadores, en el que muchos pidieron pasar a la acción. "Calma", reclamó entonces Javier Arenas, mientras se evitaban dar detalles sobre las enmiendas.
Ahora, algunos senadores consultados por este diario dijeron estar defraudados, y culparon a Santamaría, que ejerció de jefa en el Senado pese a que el portavoz del Grupo es José Manuel Barreiro y su número dos Arenas. Precisamente, en el transcurso de la Junta Directiva Nacional, la que fuera la vicepresidenta estuvo despachando largo rato con Fátima Báñez, de su círculo de confianza, sobre las enmiendas, según las fuentes consultadas.
Y todo en un día en el que Santamaría reapareció públicamente, aunque no desveló sus intenciones políticas. Mientras, sus afines glosaron sus virtudes, como que es "muy trabajadora" y tiene escaño en el Congreso, por lo que podría entrar en el cuerpo a cuerpo contra Pedro Sánchez en las sesiones de control al Gobierno. Además, según una parte del PP, "es el momento de que el partido lo lidere una mujer".