Es el primer reto que se fija el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Cataluña es la primera carpeta con la que se trabaja en el Palacio de la Moncloa en donde ven urgente tender puentes y recuperar el diálogo con la comunidad que preside Quim Torra. Por ello, fuentes gubernamentales explican que la prioridad será buscar "un acercamiento" con la vista puesta en preparar un encuentro entre Sánchez y Torra "antes del verano".
Sin embargo, antes de ese encuentro, "habrá llamadas telefónicas" que aún no han comenzado a la espera de que este viernes sea el Consejo de Ministros quien fije la estrategia y concrete quién llevará la iniciativa: si será personalmente Pedro Sánchez o si será Meritxell Batet, la ministra de Política Territorial y función Pública quien descuelgue el teléfono en primer lugar.
En el Ejecutivo explican que Cataluña ocupará toda la acción y preocupación del Ejecutivo porque se trata de un desafío que "trasciende a un solo ministerio" aunque será clave la cartera que desde hoy ocupa Meritxell Batet: Política Territorial y Función Pública. Batet es la ministra llamada a encarrilar las relaciones con Cataluña, sucesora de Soraya Sáenz de Santamaría, quien le ha entregado este jueves la cartera y quien le ha deseado "mucha suerte".
De ahí que la nueva ministra, cargo de confianza de Pedro Sánchez, haya querido mandar al separatismo su principal mensaje: "Escuchar, dialogar y consensuar. La recuperación de la palabra con Cataluña es imprescindible". También reinvidicó "lo público y la diversidad" para "concebir España, no como una yuxtaposición sino desde la diversidad y la pluralidad; un tesoro que tenemos" y por el que recuperó la pedagogía de "hablar de respeto y convivencia".
Fuentes ministeriales han explicado que Batet pretende hablar con todos los presidentes autonómicos aunque "aún no ha habido conversaciones" salvo las pertinentes felicitaciones, sobre todo con los socialistas. Desde el ministerio restan importancia a las críticas recibidas desde el separatismo catalán y desmienten que Batet sea el "contrapunto" de Borrell porque ambos "piensan lo mismo aunque lo digan de otra manera". Presumen de mandar un "mensaje de firmeza del Estado" que dicen que no va a cambiar pese a los intentos de dialogar con el equipo de Torra.