Dolores Delgado transmite pasión por su trabajo. "Inteligente", "rápida", "efusiva" … son las características que destacan quienes han compartido despacho o incluso un café con la actual fiscal coordinadora de la lucha contra el terrorismo en la Audiencia Nacional. Ocupa el ministerio de Justicia una mujer madrileña nacida en 1962 que ha dedicado 25 años de su vida al Tribunal especializado; primero plantó cara al plomo de ETA y el narcotráfico y después al fenómeno de Al Qaeda y Estado Islámico.
"Lola", como es conocida en la sede de la calle García Gutiérrez 1, dio el salto hace unas semanas al Consejo Fiscal, el órgano que asiste al fiscal general del Estado. Comenzó su andadura en Cataluña, donde debutó en la batalla contra el tráfico la droga de la mano del juez José María Mena, y se incorporó poco después al Juzgado Central de Instrucción nº5 de Baltasar Garzón. Compartió con este último horas y horas de persecución a las narcobandas y sentó en el banquillo al torturador de la dictadura argentina Adolfo Scilingo. Un recorrido que le sirvió de aprendizaje y forjó amistades, especialmente con el instructor inhabilitado a quien siempre defendió.
Sustituye a Rafael Catalá, denostado por las asociaciones de jueces y fiscales en bloque por su intromisión en el Poder Judicial y asume una Cartera complicada por sus escasas competencias. Delgado manejará la economía del Poder Judicial cuando siempre se ha pronunciado por la autonomía presupuestaria del Ministerio Público como un requisito indispensable para su autonomía efectiva. Puesto que la Fiscalía General del Estado estará previsiblemente dirigida por un compañero de la Unión Progresista de Fiscales, tiene en este apartado una buena oportunidad de reforma.
Recorrido en casos mediáticos
En una interesante entrevista a Confilegal, esta fiscal preparada la oposición por el fallecido fiscal de Cataluña José María Romero de Tejada acerca una reflexión: "ETA y el terrorismo yihadista se parecen en que son dos ideologías patógenas. Coinciden en la irracionalidad. En la imposición violenta de las ideas, como una ideología base patógena brutal sin la que no podrían cometer esas acciones". Señala como "nuestro talón de Aquiles" la Ley de Testigos en vigor: "Está obsoleta. Tenemos información procedente de los informes de inteligencia, de agentes encubiertos, de las familias, de los entornos. A todo eso tenemos que protegerlo. Hay que dar seguridad".
Su intervención como fiscal de la Audiencia Nacional resultó crucial para declinar la entrega a Suiza del extrabajor del HSBC Hervé Falciani, que filtró datos de clientes. Figura entre sus últimos éxitos la condena a la célula desarticulada en la conocida Operación Caronte, con penas de entre 8 y 12 años de prisión a diez personas que armaron una célula yihadista que planificaba atentados en lugares emblemáticos de Barcelona, así como el secuestro y ejecución grabada en vídeo de una víctima a la que pensaban vestir con el mono naranja que llevaban los presos de Guantánamo. Abandera también la corriente a favor del mérito en los nombramientos.