Toma de posesión amarilla en la Generalidad para enterrar el 155

El separatismo ha celebrado el fin del 155 y el cese de Rajoy y su Gobierno con la toma de posesión de los consejeros del Govern, un acto pretendidamente solemne, con discursos de familiares de los presos y los prófugos, con muchos abrazos entre unos y otros, gritos de libertad, lágrimas y lazos y vestidos amarillos. La puesta en escena se ha llevado a cabo en el salón de Sant Jordi de la Generalidad y en presencia de los expresidentes Maragall, Montilla y Mas, Marcela Topor, la esposa de Puigdemont (a quien se reservó una silla con otro lazo amarillo), así como de representantes de los grupos parlamentarios, a excepción de Ciudadanos y el PP, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y miembros de las entidades separatistas.

Tras la esperpéntica toma de posesión del décimo presidente de la Generalidad, Quim Torra, el pasado 17 de mayo, el separatismo ha echado esta vez la casa por la ventana en materia de símbolos y gestos. Una hija de Lluís Puig, exconsejero de Cultura fugado en Bélgica, ha sido la primera en intervenir por parte de los familiares de presos y prófugos. El marido de Carme Forcadell, expresidenta del Parlament, ha cerrado ese turno en el que también intervinieron las esposas de Josep Rull y Jordi Turull y la hermana de Toni Comín, exconsejero de Sanidad también en Bélgica. Han leído cartas de sus familiares en las que se aludía a la situación de "excepcionalidad" y se animaba a no desfallecer en la construcción de la república catalana.

Acto seguido han prometido el cargo los nuevos consejeros bajo la fórmula "de acuerdo con la ley" y "con lealtad al presidente de Cataluña". Sobre la mesa, una figura de Sant Jordi de plata llevada desde el Museu Nacional d'Art de Catalunya por petición expresa de Torra. La Constitución y el Estatuto han vuelto a quedar fuera del "protocolo". Los consejeros que suplen a los presos y fugados se han abrazado a los familiares de los mismos tras su promesa.

Tras las tomas de posesión, Torra ha pronunciado un discurso en el que se ha comprometido "a avanzar en la construcción de la república" y restituir a Puigdemont y sus exconsejeros. También se ha dirigido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien ha urgido a "dialogar y asumir riesgos" porque "no se puede alargar más esta situación". Se mantiene en el mandato del 1-O, la república o república. El separatismo espera de Sánchez que asuma su primera petición, el traslado de los presos a cárceles catalanas, bajo control de la administración autonómica.

Un lazo amarillo urgente

El acto ha concluido con la interpretación de Els Segadors, tras lo que se ha llevado a cabo la primera reunión del Govern de la Generalidad. La última fue el 24 de octubre de 2017. Tres días después entraba en vigor la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La primera medida del nuevo ejecutivo ha sido ordenar que se desplegara una gran pancarta en el balcón del edificio con la leyenda "libertad presos políticos" y un lazo amarillo similar al que ostenta el edificio de enfrente, el Ayuntamiento de Barcelona. El separatismo vuelve a controlar las instituciones catalanas después de siete meses de intervención parcial de la autonomía. Los planes de ruptura están más vigentes que nunca. El nuevo ejecutivo catalán pretende rescatar las leyes "sociales" tumbadas por el Tribunal Constitucional y negociar "de gobierno a gobierno" con Sánchez.

El nuevo gobierno catalán está compuesto por Torra, Pere Aragonés (ERC) de vicepresidente; Elsa Artadi, Presidencia y portavocía; Ernest Maragall (ERC), Exteriores; Josep Bargalló (ERC), Educación; Miquel Buch, Interior; Laura Borràs, Cultura; Damià Calvet, Territorio; Àngels Chacón, Empresa; Alba Vergès (ERC), Salud; Ester Capella (ERC), Justicia; Chakir El Homrani (ERC), Trabajo y Asuntos Sociales; Jordi Puigneró, Políticas digitales y Administración pública; y Teresa Jordà (ERC), Agricultura.