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Vuelve la CUP: la operación presidente Torra, en el aire

El recadero de Puigdemont plantea purgar a los "colaboracionistas" mientras los cuperos explotan sus cuatro votos y añaden suspense a la maniobra.

El recadero de Puigdemont plantea purgar a los "colaboracionistas" mientras los cuperos explotan sus cuatro votos y añaden suspense a la maniobra.
Quim Torra, este viernes | EFE

Sin disimulo alguno. Quim Torra tiene el encargo de rematar la faena del 1-O y en su primera entrevista en TV3 como virtual presidente de la Generalidad se ha ocupado de dejar claro que está dispuesto a chocar con todos los poderes del Estado. Obediencia republicana, proceso constituyente, lazos amarillos en el balcón del Palau y comisión de investigación para depurar responsabilidades sobre el 155, denunciar y purgar a los "colaboracionistas". Eso y que no ocupará el despacho del presidente de la Generalidad, cerrado en señal de respeto y vasallaje a Puigdemont.

La CUP reaparece. Ingrediente indispensable de los agónicos episodios nacionalistas para mantener la tensión y el suspense hasta el final, como en enero de 2015, cuando Mas acabó en la papelera y salió Puigdemont. Tras haber sorteado los anteriores intentos de investidura con la abstención por bandera, los cuperos se plantean ahora la posibilidad de votar que no en segunda vuelta y reventar la última maniobra de Puigdemont. Piden foco para su asamblea del domingo, un cónclave en el que puede pasar cualquier cosa. Las juventudes antisistema, Arran, también presionan en contra de la investidura. Y la última encuesta del Centre d'Estudis d'Opinió, el Cis autonómico, registra un subidón cupero en caso de repetición de las elecciones. Podrían pasar de 4 a 11 diputados y dejar al PP como farolillo rojo en solitario de la cámara catalana. La tentación viene dada por el espectacular incremento de ingresos que supondría pasar de no tener grupo parlamentario a recuperar la anterior estructura de asesores remunerados.

El examen de los antisistema

Torra tendrá que hacer méritos en su discurso para sortear las reticencias de última hora de la CUP y dejar sin argumentos a sus detractores entre los antisistema. Hasta ayer, el expresidente de Òmnium y exdirector del Museo del Borne, también llamado el valle de los caídos del catalanismo, era un "activista" sin duda más apreciado en la CUP que Elsa Artadi, pero tendrá que pasar una reválida y a los diputados de la CUP no les impresionan los discursos inflamados, sino los compromisos por escrito. En cualquier caso, se espera profusión de fuego en la intervención de Torra para defender su candidatura.

Así es que si fracasa la operación presidente Torra no será porque el Gobierno haya recurrido en el Tribunal Constitucional el voto delegado de Puigdemont y el exconsejero de Sanidad, Antoni Comín, sino por otro ejercicio de "democracia" asamblearia de la agrupación de partidos, facciones y sectores, a cual más radical, que confluyen en la CUP.

Las primeras declaraciones de Torra abundan en la línea de enfrentamiento del anterior ejecutivo catalán. De sus mensajes racistas en Twitter dice que se pretende reducir su "gran trayectoria profesional" a seis trinos de hace seis años. ha venido acompañada de una reivindicación de su trayectoria profesional. Reivindica que trabajó quince años en la empresa privada, que fundó una editorial y fue presidente de Òmnium y director del Museo del Borne. Hasta la aplicación del artículo 155 era el director de un centro de la Generalidad denominado "Centre d'Estudis de Temes Contemporanis".

El último trabajo de Torra

En 2007, a su regreso a España tras pasar dos años en Suiza trabajando para una aseguradora, Torra fundó una editorial que quebró. En 2009 ingresó en Òmnium y la ANC para desarrollar carrera política y encontrar trabajo. El alcalde convergente Xavier Trias le ofreció primero la gerencia de la empresa municipal "Foment de Ciutat Vella" y la dirección después del Museo del Borne. Cesado por Colau, Convergencia lo acomodó en el antedicho "Centre d'Estudis de Temes Contemporanis", ente que tiene como difusa misión "estudiar, diagnosticar y evaluar los hechos, los acontecimientos que afecten a la realidad catalana y universal, especialmente los relacionados con los campos tecnoeconómico, sociopolítico, ético, ideológicos, cultural, espiritual, del pensamiento y de los valores", según la Generalidad.

En menos de diez años, Torra, nacido en Blanes el 28 de diciembre de 1962, ha pasado de "comisario político" de Convergencia en el Ayuntamiento y la Generalidad con un mandato de cuatro meses en Òmnium (tiene experiencia como presidente puente ya que lo fue entre Muriel Casals y Jordi Cuixart) a aspirante a la presidencia de la Generalidad a propuesta de Carles Puigdemont y con el beneplácito de ERC y el Gobierno de Rajoy. En manos de la CUP está el cargarse el plan D de Puigdemont.

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