Como es normal en la política catalana, el pleno de investidura no arrancará el día previsto, lunes 14, ni el alternativo, domingo, 13, sino este sábado y a las doce. Habrá una segunda votación el lunes. El voto delegado de Antoni Comín pudiera estar en riesgo, ya que el miércoles tiene comparecencia ante la justicia belga. En el caso más bien remoto vistos los antecedentes de que fuera extraditado, su voto quedaría sin efecto. Esa es la excusa de ERC para asumir el calendario de Puigdemont. Si no hay contratiempos, los 66 votos que suman Junts per Catalunya y ERC harán presidente de la Generalidad a Quim Torra, un excorredor de seguros, editor y funcionario cultural del nacionalismo, el próximo lunes.
Del 155 al 131
Todo lo que era calma en Junts per Catalunya (JxCat) son ahora prisas por pasar del "régimen del 155" al presidente número 131.
Los grupos separatistas planean ya la creación de una comisión parlamentaria sobre la "intervención" de la Generalidad y apuntan al delegado del Gobierno, Enric Millo, como primer compareciente bajo el cargo de "colaboracionismo". Los diputados separatistas quieren que las que ya denominan "víctimas del 155" (los cesados) puedan aportar su testimonio sobre los efectos y consecuencias de la aplicación del artículo.
La reunión de la dirección del PDeCAT (Neus Munté, Marta Pascal y Mercè Conesa) con Puigdemont ha quedado perfectamente diluida en el acelerón institucional impreso por el presidente de la cámara, Roger Torrent. Se confirma el papel testimonial de la formación heredera de Convergencia. El reparto de consejerías está cerrado. Torra será el presidente delegado o en el "interior" de un gobierno formado por Elsa Artadi en Presidencia, Miquel Buch en Interior, Laura Borràs en Cultura y Albert Batet en Territorio. ERC se queda con la vicepresidencia económica para Pere Aragonés, Justicia, con Esther Capella, Agricultura para Teresa Jordà. También con Enseñanza, Sanidad y Empleo. No repite nadie del anterior equipo.
Traspaso de poderes
Todo está listo para el traspaso de poderes y la "restauración" de la Generalidad. También está dispuesto el "Consell de la República", de momento en Berlín pero con muchas opciones de volver a residir en la mansión de Waterloo. Torra viajará con frecuencia a la capital alemana. De entrada se quiere escenificar la posición de superioridad del "presidente de la república" respecto al "presidente del interior" y darle más relieve que a la ceremonia en el Palacio de la Generalidad, donde no estará el presidente autonómico saliente ni probablemente ninguna autoridad del Estado.
Todo esto siempre que la CUP no reviente la investidura. El anuncio de que varias agrupaciones locales han reclamado una asamblea para determinar el sentido del voto hace temer lo peor a ERC y JxCat. Si los cuatro diputados cuperos se oponen a la investidura en vez de abstenerse, la repetición de las elecciones sería inevitable. La operación Torra no está ni mucho menos cerrada. La CUP vuelve al centro del escenario, como en enero de 2015.