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Ciudadanos dice ahora que podría gobernar con el PP en Andalucía

Marín dice que "cualquier acuerdo vendrá en función de los proyectos que cada uno defienda".

Juan Marín y Juan Manuel Moreno | EFE

No era lo habitual. Para justificar su pacto de legislatura con el PSOE de Susana Díaz, Albert Rivera y su lugarteniente andaluz, Juan Marín, aludieron sistemáticamente a que la lista de Susana Díaz había sido la más votada en las elecciones de 2015. Lo mismo hicieron en la Comunidad de Madrid para apoyar al PP, la más votada allí. Pero ahora cambia el discurso y ya no son los votos los condicionantes del apoyo sino la afinidad del proyecto político. Tal cambio permitirá a Ciudadanos apoyar al PP en Andalucía, o ser apoyado por él, aunque quede como segunda fuerza política y aliarse con el PSOE en Madrid, si se diera el caso, en la misma circunstancia.

El tema es relevante por cuanto desatasca el proceso de negociaciones de los pactos poselectorales tras las inminentes ya elecciones municipales de 2019, si no se anticipan otras elecciones de carácter regional. E igualmente, facilita la negociación en las futuras elecciones autonómicas por celebrarse en 2019 y, desde luego, las elecciones generales de ese mismo año.

Lo anunció este lunes el presidente y portavoz del Grupo de Ciudadanos (Cs) en el Parlamento andaluz, Juan Marín. En su cambio de orientación, cuando se celebren elecciones en Andalucía, "cualquier acuerdo posterior vendrá en función de los proyectos que cada uno defienda", porque negociar la gobernabilidad de la comunidad "no es una cuestión de personas ni de cifras sino de proyectos, y de saber qué queremos hacer con Andalucía".

Dicho de otro modo, dará igual el número de votos y escaños que obtengan las fuerzas políticas andaluzas. Dará lo mismo que Susana Díaz gane las elecciones si los proyectos del PP y Ciudadanos coinciden en mayor medida: "Me da igual cómo queden, eso es lo de menos". Ahora, claro, no hasta ahora.

Tal anuncio parece anunciar que Ciudadanos Andalucía ya admite que no será la primera fuerza en Andalucía si bien será, hay pocas dudas sobre el tema, la fuerza decisiva para la formación de gobierno.

"Me duele cuando me cuentan que su hijo o marido se marcha de Andalucía porque no le ha quedado otra alternativa", ha proseguido Marín en una entrevista en Canal Sur TV para explicar que ante situaciones así, los partidos políticos "deberíamos hacer un acto de responsabilidad y, cuando llegue el momento, sentarnos para ver qué proyecto tenemos cada uno y si somos capaces de coincidir en las propuestas con el PP-A o con el PSOE-A, tendremos que decidirnos en ese momento".

Además, ha introducido la idea de un proyecto compartido con otro partido no para las próximas elecciones sino incluso para más de cuatro años: "Algunos tienen las luces tan cortas que piensan nada más que en una legislatura, pero hay una generación que espera que este gigante dormido que es Andalucía despierte y genere las oportunidades que esperan desde hace muchos años".

Guante blanco sobre los incumplimientos de Díaz

Aunque Marín insiste en que el Gobierno andaluz de Susana Díaz no tiene motivos para adelantar las elecciones porque "los acuerdos se están cumpliendo", parece olvidar que su propio jefe, Albert Rivera, recordó no hace mucho que hay, al menos, tres temas esenciales que Susana Díaz no ha cumplido ni parece dispuesta a cumplir. Así, a principios de marzo de este año, se refirió a "la aprobación de una reforma de la Ley Electoral, la tramitación de la ley de mandatos y la supresión de aforamientos en el Estatuto Andaluz", entre otros puntos. Como la renovación de los órganos de extracción parlamentaria como el consejo de administración de la televisión pública andaluza o la Cámara de Cuentas.

Estos tres puntos eran esenciales para Ciudadanos en el año 2015. El primero de ellos es esencial para los partidos minoritarios en Andalucía porque la actual ley electoral beneficia con claridad al PSOE y asimismo al PP. De hecho, según explicó el propio Marín en febrero de este año, al PSOE le cuesta 30.000 votos obtener un escaño mientras que a Ciudadanos le supone 41.000. Además, Ciudadanos exigió que las listas fueran abiertas o, cuando menos, desbloqueadas.

Nada parece indicar que Susana Díaz tenga la más mínima intención de alterar las reglas del juego electoral andaluz en un momento en que un descenso, siquiera leve, de sus escaños por ese motivo pudiera suponerle un grave quebranto de imagen y de potencialidad política. Por ello, se da por seguro que Susana Díaz no cumplirá esta exigencia pactada con Ciudadanos.

El segundo, la limitación de mandatos de la presidencia de la Comunidad Autónoma andaluza, ni siquiera se ha exigido en serio. El tercero, la supresión de los aforamientos no parece contar con el consenso suficiente de los demás partidos presentes en el Parlamento andaluz.

Sobre la renovación de órganos de extracción parlamentaria, el mismo Marín denuncia que, aunque "para lo demás no se ponen de acuerdo … cuando toca cambiar estructuras o poder en algunos consejos de administración o en la Cámara de Cuentas, ahí parece que se ponen acuerdo". Esto es, que PP y PSOE bloquean todo cambio en tales instituciones.

A pesar de que el propio Marín cree que Susana Díaz no hará autocrítica sino autojustificación sobre estos y otros incumplimientos, suaviza su posición explicando que hacer balance es complicado, sobre todo, en los cumplimientos o no presupuestarios porque los presupuestos de 2018 llevan pocos meses de recorrido.

El PP de Andalucía ha dejado ya claro para los buenos entendedores que, si el PP fuese la tercera fuerza política preferida por los andaluces y Ciudadanos la segunda, apoyarían que Ciudadanos formara Gobierno si entre ambos alcanzasen los 55 diputados que constituyen la mayoría absoluta en el Parlamento andaluz, algo no imposible.

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