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Visto para sentencia el juicio por el caso Alsasua con mofas de las defensas

La abogada de un acusado se ha reído de la versión del teniente agredido: "Poco más que comparaba el ambiente en el pueblo con la Alemania nazi".

Banquillo de los acusados por la agresión de Alsasua | EFE

La undécima sesión ha cerrado el juicio por la agresión –formalmente supuesta– a los dos agentes de la Guardia Civil y sus parejas en la localidad navarra de Alsasua. Ninguno de los ocho acusados ha intervenido en el trámite de última palabra más allá de las conclusiones presentadas por sus abogados en la recta final de la vista oral. No es solo que nieguen el hostigamiento que sufren las Fuerzas de Seguridad del Estado también en el País Vasco, es que algunos se desmarcan incluso de los golpes que provocaron heridas de diversa consideración a las víctimas: ni siquiera reconocen su presencia en el bar Koxka en la madrugada del 15 de octubre de 2016.

Tres de los ocho acusados acumulan 536 días en prisión incondicional. La Fiscalía aprecia delitos de terrorismo en concurso con odio, lesiones y amenazas dentro de una estrategia para la expulsión de la Guardia Civil de Alsasua. Entiende el Ministerio Público que la agresión concreta no es sino un episodio más de la persecución que los agentes y sus familias sufren cada día en la región. Añadió que los sospechosos se concertaron esa noche para dar una paliza a los agentes por el hecho de serlo.

"La herencia de ETA", dijo el fiscal. El relato de los abogados defensores ­–varios del entorno de los presos de la banda terrorista– sostienen el relato contrario. Se han repartido la estrategia contra la acusación en diferentes bloques. Arremetieron en primer lugar contra la calificación jurídica de los hechos. En base a su criterio, no hubo terrorismo porque se trató de una pelea de bar, un episodio "aislado y casual".

Alegan deficiencias en las ruedas de reconocimiento e identificaciones mientras que la Fiscalía asegura que en la agresión participaron muchas más personas de las ocho que se sientan en el banquillo. La defensa ha cuestionado la versión de las víctimas, que describieron una auténtica paliza. Mientras los informes del forense recogen hematomas y, en el caso del teniente, graves roturas del tobillo y del labio que necesitaron de intervención quirúrgica, ellos hablan de lesiones "leves y menores".

Especial repugnancia ha provocado entre los asistentes el método de la abogada de Jon Ander Cob, que ha intentado ridiculizar el testimonio del teniente: "Poco más que comparaba el ambiente en el pueblo con la Alemania nazi". Ha buscado con poco éxito mínimas imprecisiones en hechos que reconstruyeron las víctimas aturdidas.

Las defensas, abanderando el papel de perjudicadas, han lamentado que "desde el principio de la instrucción se le ha dado presunción de veracidad absoluta a las víctimas, en este caso, independientemente de la falta de material probatorio de sus testimonios". En relación con ETA, han preguntado si sería punible colaborar con una banda "con voluntad de disolución. Es intolerable banalizar el terrorismo".

De los ocho acusados, uno se enfrenta juega 62 años y medio de cárcel; otros seis se enfrentan a 50 años; y una última a 12 años de prisión. El Tribunal competente de la Audiencia Nacional resolverá en una sentencia recurrible ante el Supremo.

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