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Andalucía de primera: el cónclave del PP, el posible adelanto electoral y el Judas de Coripe

Se sabía ya que el sueño de la razón produce monstruos. Pero se ha olvidado que el sueño de la sinrazón también los produce.

Se sabía ya que el sueño de la razón produce monstruos. Pero se ha olvidado que el sueño de la sinrazón también los produce.
Rajoy, en un congreso previo del PP de Andalucía | Tarek/PP

En vísperas de las declaraciones judiciales de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, en el caso ERE –caso singular porque existe, aunque parece que no debido a su ausencia esencial en las agendas mediáticas-, Andalucía vuelve de nuevo a la actualidad nacional e internacional. No por el avance de su nivel de desarrollo económico, sanitario, educativo y ético, sino por la confluencia de tres circunstancias que la catapultan al protagonismo irreal de los medios de comunicación. Esto es, otra vez Andalucía de primera. De primera página, se entiende.

Se sabía ya que el sueño de la razón produce monstruos. Pero se ha olvidado que el sueño de la sinrazón también los produce y, si se mira bien, algunos peores. La sinrazón de un PP que, después de todo lo que ha caído, pretendía celebrar su convención nacional para "relanzar" al partido como opción preferente de los españoles en próximas elecciones, ha creado no un monstruo, sino dos. El desastre judicial y nacional sufrido por España en los tribunales alemanes y el cifuentazo que se ha cebado con el PP de Madrid.

En ambos casos, hay un elemento común: las maniobras orquestales en la oscuridad de quien puede mover los hilos ocultos en el Gobierno y en el partido. Se ha dejado crecer la sinrazón en una Cataluña dominada por los separatistas: es difícil hacer creer a nadie que ha existido una rebelión y/o traición por parte de unos independentistas a los que se les ha permitido hacer de todo y con todos los medios del Estado. Pero que ni siquiera se haya hecho creer a un juez alemán en la existencia de la violencia ejercida contra la mitad de la población -de diversas maneras y graduaciones durante años-, es de nota diplomática.

Ahora, el PP, que llegaba a Sevilla desgastado por varias enfermedades políticas, con ataques sucesivos de insensatez y desorientación manifiestamente perceptibles, tendrá que afrontar el fracaso más importante en política internacional de toda su trayectoria. Es el partido del gobierno de una nación que ha sido vapuleada poro un juez alemán. ¿No se quería no hacer nada y que actuaran los jueces? Pues toma jueces. Puigdemont está en la calle, el independentismo se ha crecido y somos los españoles que cumplimos las leyes los que estamos en entredicho, no los golpistas. Muy bueno para animar la reunión andaluza del PP no es, la verdad.

Luego está el abatimiento generalizado que está produciendo la gestión del caso Cifuentes. Primero, por su origen. Crecen las sospechas de que fue de las cloacas del propio PP de donde surgió la denuncia del ya Máster más famoso de España. Segundo, por condenar a una Universidad a la autoinvestigación forzosa y por ende a todo el sistema universitario. Tercero, porque ya no parece posible que Madrid vaya a seguir estando en manos de un gobierno del PP. Cuarto, porque el escándalo Cifuentes, que tampoco ha estado a la altura exigida por sus enemigos, afecta a todo el electorado, ya muy castigado, del PP en toda España. ¿Habrá foto Mariano-Cristina? 100 a 1 a que sí, pero no.

Por si fuera poco, en esta Andalucía abandonada de la mano de Dios, Ciudadanos, que ha abdicado de toda oposición al régimen andaluz, a meses de las próximas elecciones regulares, se empeña en extremar una oposición tangencial a Susana Díaz para impulsar un posible adelante electoral. Que el partido felpudo del PSOE andaluz durante tres años saque ahora pecho contra los dineros del régimen andaluz produce rubor y vergüenza.

Ya en bastantes medios de comunicación se recoge la posibilidad de que Susana Díaz no pueda soportar un año de desgaste con Ciudadanos de mosca cojonera, con Podemos e IU dando mordiscos en su lomo y con un PP que, aunque en silla de ruedas y cuesta abajo, ya pronosticó que esta podría ser la decisión final de Susana Díaz. Unas elecciones andaluzas a lo largo de 2018 serían un espejo apabullante para reflejar la realidad nacional, además de la andaluza.

Hay que reconocer que el momento elegido para forzar la máquina de la trianera es brillante. El PP, tocado en todos los flancos. Podemos, estancado y debilitado. El PSOE, en caída insistente en Andalucía y sumido en el desconcierto nacional por Pedro Sánchez. Pero Ciudadanos necesitará otro candidato que haga olvidar la conducta ancilar de Marín ante los desmanes y pésima gestión de Susana Díaz y eso es la guerra, la guerra interna.

Por último, Andalucía se ha convertido otra vez en noticia nacional por el caso de Coripe, un pequeño pueblo de la provincia de Sevilla gobernado por un alcalde socialista en el que de nuevo ha aparecido la sinrazón, cuando no la hipocresía. Hace cien años que Coripe lincha y quema a un Judas –alguien que ha hecho el mal a personas inocentes–, al final de la Semana Santa.

De estos Judas quemados a la tradicional usanza, ninguno ha merecido un escándalo. Veamos. Miguel Carcaño, el asesino confeso de Marta del Castillo, fue lincho-quemado años atrás. También lo fue Rodrigo Rato, oigan. Y lo ha sido, toma ya, Barbara Rey por desvelar su relación de alcoba con el emérito de la monarquía española. ¿Qué tiene que ver este festejo, que lo es, guste o no, con racismo alguno? Nada.

¿Entonces? Es que se ha lincho-quemado en la ceremonia de los Judas a la asesina de Gabriel Cruz que era mujer, negra e inmigrante pero no por estas circunstancias sino por ser asesina de un niño. Y se ha formado la mundial. Vamos que la asesina confesa Ana Julia Quezada parece más víctima que el pobre e inocente Gabriel por obra y gracia de una izquierda desquiciada y un socialismo vergonzante. Nadie dijo ni mú cuando se quemaron las efigies de Carcaño, de Rato o de Bárbara Rey.

Realmente, la sinrazón se ceba sobre España, pero se abate sobre Andalucía muy especialmente esta semana y crecerá como una zarza en los próximos meses en esta nación indestructible para Bismarck, pero que parece cada vez más decidida a llevarle la contraria. Menos mal que ahora toca la Feria. Ole.

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