A finales del pasado mes de octubre, entró en vigor la nueva ley de autónomos, aunque muchas de sus medidas no han empezado a aplicarse hasta el 1 de enero de 2018.
Entre las novedades, destaca la ampliación de la tarifa plana de 50 euros de 6 meses a un año para los nuevos autónomos o para aquellos que no lo fueron en los dos últimos años. Además, un autónomo podrá cobrar el 100% de la pensión y seguir trabajando si tiene al menos un trabajador a su cargo. También, podrá cambiar hasta cuatro veces en el mismo año su base de cotización como crean conveniente.
Los autónomos podrán deducirse un 30% de los gastos de suministros, como el agua, la luz y telefonía, siempre que trabajen desde casa. Si son madres o padres estarán exentos de pagar cuota durante el periodo de baja por maternidad/paternidad, adopción, acogimiento, etcétera.
A pesar de que estos aspectos suponen una mejora para los trabajadores por cuenta propia, ser autónomo a día de hoy no es un camino de rosas. A cierre de 2017, se registraron 3,2 millones de autónomos en nuestro país, y una gran mayoría de ellos se enfrentan a serios problemas.
El acceso a la financiación es uno de los más importantes. Y es que los bancos mantienen cerrado el grifo del crédito para determinados perfiles. Además, si se da el caso de que se deciden a concederle el préstamo, los requisitos son aún mayores y el tiempo de respuesta es más largo.
Esto no ocurre con la financiación inmediata. A la hora de afrontar imprevistos económicos y gastos inesperados, este tipo de créditos son una de las mejores opciones para que los autónomos resuelvan algún problema puntual de liquidez. Por ejemplo, pueden solicitar entre 75 a 750 euros y devolverlos en 30 días.
Con tan solo contestar a un pequeño formulario de solicitud, evaluarán su caso y le enviarán una respuesta inmediata. Así, en solo unos minutos podrán saber si el préstamo ha sido concedido. Además, el proceso de solicitud es 100% online, por lo que podrán llevarla a cabo desde el ordenador de casa.