Sociedad Civil Catalana (SCC) ya es capaz de sostener un pulso continuado con el separatismo en las calles. Decenas de miles de personas se han manifestado este domingo en Barcelona en contra del independentismo y para exigir un ejecutivo autonómico que gobierne para todos los catalanes y no sólo para la minoría separatista. Según la Guardia Urbana, propensa a descontar manifestantes con banderas españolas, fueron siete mil. Doscientos mil, al parecer de la entidad no nacionalista.
Estampas inusuales en Barcelona. Las Ramblas llenas de banderas españolas y señeras sin estrella, enseñas europeas, también de Tabarnia y algunas francesas en honor a Manuel Valls, el exprimer ministro francés que ha sido uno de los participantes destacados en la marcha y en los parlamentos. Imagen de unidad constitucionalista. En la cabecera, Albert Rivera al lado de Valls. También Juan Carlos Girauta y el exdiputado de Ciudadanos Jordi Cañas, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, la alcaldesa de Hospitalet, Nuria Marín. Por parte del PP, Xavier García Albiol, Alberto Fernández, Andrea Levy, el delegado del Gobierno, Enric Millo, la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat y el exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. Entre ellos, dirigentes de Sociedad Civil Catalana, Miriam Tey, Alex Ramos y el presidente de la entidad, José Rosiñol.
Mentiras nacionalistas
Intenso discurso de Manuel Valls, que reivindicó sus orígenes barceloneses y reclamó la unidad de España. "El proceso ha fracaso. No hay un solo dirigente de la Unión Europea que haya dado apoyo al separatismo. Europa necesita una España con Cataluña y Cataluña necesita a España. Es mentira que la Unión Europea fuera a aceptar una Cataluña fuera de España y el seno de Europa y la zona euro", sostuvo el exprimer ministro francés. Valls reivindicó también "la Cataluña española abierta a Europa y que rechaza el racismo separatista". "En París, en Bruselas, en Waterloo y en Berlín quieren una España unida", destacó Valls, a quienes muchos manifestantes pidieron que se pusiera al frente del PSOE.
Su discurso fue una refutación en toda regla de la equidistancia socialista, representada en el estrado por la actriz Rosa María Sardà, que pidió "a los políticos de aquí y de allí que dejen de jugar a ver quién la tiene más larga". "Sobran insultos y faltan argumentos", abundó Sardà. El exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villajero cargó contra "la constante vulneración del ordenamiento democrático de los independentistas" y ha tachado a Convergencia de "partido delincuente".
Cañas y los golpistas que huyen
El exdiputado de Ciudadanos Jordi Cañas ha sido uno de los oradores más aplaudidos al calificar a Puigdemont de golpista y negar que esté en el exilio. "Los exiliados no huyen en maleteros; eso lo hacen los golpistas escapando de la democracia y de la justicia", afirmó Cañas. José Rosiñol cerró el acto agradeciendo en tono irónico al proceso separatista que haya provocado el despertar de la Cataluña silenciada.
Dos semanas después de la manifestación de Tabarnia, el constitucionalismo vuelve a dar señales de vitalidad frente a un separatismo que empieza a tener problemas de convocatoria con una Assemblea Nacional Catalana en un abrupto proceso de recambio de liderazgos.
Tras las dos grandes convocatorias de los pasados 8 y 29 octubre, cuando Sociedad Civil Catalana congregó a más de un millón de personas en cada manifestación, la entidad ha testado con éxito su capacidad de movilización. Miles de personas que se declaran en sus carteles y proclamas hartas del separatismo, que reivindican la unidad de España y exigen que los golpistas sean juzgados y encarcelados están dispuestas a dar la réplica en la calle a los separatistas, quienes hasta hace pocos meses habían gozado del monopolio de las protestas.