Ni acuerdo separatista ni pleno de investidura el lunes. Los grupos parlamentarios de la república simbólica no se ponen de acuerdo sobre el plan para la legislatura. El nombre del candidato es lo de menos. El preso Jordi Sànchez es tan buen presidenciable para la CUP como Puigdemont, Artadi o el tándem formado por Rull y Turull. La identidad del futuro "president" formal no es problema para los antisistema. El contenido del pacto, en parte. En cualquier caso, el presidente de la cámara, el republicano Roger Torrent, ha cerrado la semana con el aviso de que suspende el pleno del lunes hasta que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos resuelva un recurso que los abogados del preso Jordi Sànchez, candidato del fugado Carles Puigdemont, tienen previsto presentar en Estrasburgo.
Torrent se ha convertido en el pelele de Puigdemont, según la oposición. Está sujeto a la conveniencia de los abogados convergentes que representan al fugado en Bélgica y al preso Sànchez. La estrategia procesal del expresidente se impone a la política con la complicidad de Torrent, a pesar de las tímidas protestas de ERC. Puigdemont fue el segundo candidato más votado, por detrás de Inés Arrimadas, pero por delante de Oriol Junqueras.Los nueve mil votos de diferencia entre Puigdemont y Junqueras otorgan al prófugo el control de la situación. Contiene las arremetidas de ERC con la amenaza de precipitar una repetición de las elecciones. Ya ha logrado que los republicanos firmen un documento en el que consta negro sobre blanco su ascenso de presidente de una comunidad autónoma a presidente de un estado en forma de república.
Tras la negativa de la CUP a modificar su abstención ante Sànchez, Torrent ha consultado con Bruselas y ha vuelto a suspender "sine die" el pleno de investidura. La CUP se ha pronunciado en contra de la investidura de Sànchez y los tribunales Constitucional y Supremo en contra de su excarcelación.
Los dirigentes cuperos no se fían de las grandes ofertas del grupo de Puigdemont, Junts per Catalunya, y de ERC. Los dos partidos alfa del separatismo están en apariencia por la desobediencia e incluso fijan por escrito en el documento de 46 folios que le han entregado a la CUP su predisposición al choque frontal. También plantean un proceso constituyente, echar al Ejército de Cataluña en un plazo de seis meses, una multiconsulta para aprobar la carta magna catalana, la renta mínima de inserción y más presión fiscal para las rentas medias y altas, así como un gobierno paralelo y determinante en Waterloo. Pero a pesar de las concesiones, los cuperos han reiterado que sus cuatro diputados se abstendrán si es que finalmente se celebra una sesión de investidura el lunes con Sànchez como protagonista.
Bullanga parlamentaria
Como hace dos años, cuando se cargaron a Artur Mas, la CUP saca a pasear sus asamblearios estatutos para dar la espalda a sus patrocinadores, el amplio mundo convergente y ERC. El desdén de la CUP era tan previsible como la negativa del Tribunal Supremo a facilitar una nueva bullanga parlamentaria con la excarcelación de Sànchez para su investidura. La política catalana sigue en el limbo. El presidente del Parlament, el "esquerrano" Roger Torrent, se somete a los dictados de Puigdemont. ERC acepta la corte de Waterloo y un presidente preso, pero la CUP mantiene viva la llama del 1-O, la república catalana pura desde ya mismo.
Los partidos nacionalistas no encuentran la salida del laberinto. El aparato "civil", la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y los Comités de Defensa de la República (los elementos más hiperventilados de las bases separatistas) avalan la estrategia de la confrontación que pregonan los dirigentes de las facciones cuperas. El discurso de puigdemonianos y republicanos trata de conciliar el acatamiento de la Constitución en sede judicial con las soflamas republicanas en las negociaciones para arrancar la legislatura.
El papel que ERC y el entorno de Puigdemont han pasado a la CUP desborda todos los límites legales y hasta podría constituir una prueba para cambiar la situación de los investigados por el 1-O en libertad bajo fianza, los diputados Forcadell, Rull, Turull, Romeva y Bassa, entre otros. Sin ambages ni dobleces, ERC y Junts per Catalunya han dado publicidad a un prospecto de pacto que preconiza en primer lugar que el próximo gobierno regional debe practicar la desobediencia de partida para concluir con otra proclamación republicana como colofón de la legislatura. Y todo ello sin reparar en medios públicos.
Los presos, en segundo plano
Los negociantes republicanos y convergentes pasan de la situación de sus presos. Sànchez sueña con ser nombrado presidente regional. Carme Forcadell, la primera jefa de la ANC, llegó a presidenta del Parlament. Ahora mismo hay bofetadas para cubrir la vacante de Sànchez, el sucesor de Forcadell, en la dicha ANC. El presidiario presidente de la cosa tuvo que dimitir por razones estatutarias para figurar como número dos en la lista de Puigdemont. Visto que la primera líder de la ANC llegó a presidenta de la cámara y que su sustituto aspira la presidencia de la Generalidad, el excandidato de la CUP Antonio Baños, el "activista" de ERC David Minoves y el jefe de la asociación de empresarios separatistas, David Fernàndez (no confundir con el exdiputado de la CUP), han presentado su candidatura para jefes de la icónica agrupación.
Más de dos meses después de las elecciones del 21-D, el separatismo sigue sin arbitrar un pacto que le permita traducir la mayoría parlamentaria en un punto y aparte de la aplicación del artículo 155. En el entre tanto, trascienden las deposiciones de los golpistas en el Supremo y las grabaciones de las conversaciones de los peritos del referéndum. En la última dada a imprenta, el diputado de ERC y exsecretario de Hacienda Lluís Salvadó incurría en toda clase de barbaridades machistas al aludir a las supuestas dificultades de los nacionalistas para encontrar en Cataluña una mujer apta para el cargo de consejera de Educación. En conversación con un correligionario, Salvadó ponderaba las posibilidades de las mujeres "con las tetas más grandes".