El año 1988 supuso un vuelco en la estructura interna de las Fuerzas Armadas. Un real decreto del Gobierno aprobó la incorporación de la mujer en los cuerpos de ingenieros de los Ejércitos y en lo que ahora se conoce como cuerpos comunes (jurídicos, interventores, sanidad y músicas militares). Así empezaba un imparable camino de las mujeres en la milicia, que este año cumple su 30 aniversario.
Un año después se ampliaba el acceso como oficial y suboficial de las denominadas armas combatientes y en 1992 se les daba acceso a la escala profesional de Tropa y Marinería, aunque no tenían acceso a todos los destinos. En 1999 desaparecieron las limitaciones y se permitió el acceso de la mujer a todos los cuerpos, escalas y destinos. Hoy en día España es uno de los pocos países del mundo que integra mujeres en sus unidades de combate.
En la primera convocatoria ingresaron 27 pioneras, cuyo esfuerzo y trabajo permitió derribar muchos muros. Esa cifra se eleva ahora mismo hasta las 15.241 mujeres, lo que supone un 12,7 por ciento de los efectivos de las Fuerzas Armadas. El porcentaje es similar al de hace, por ejemplo, cinco años. Y es que pese a que las mujeres tienen libertad absoluta para elegir su profesión, el número de ellas que se siente atraída por la milicia no parece ser muy grande.
La vocación y el compromiso de las mujeres que han venido ingresando a lo largo de esta treintena de años ha hecho que vayan superando hitos a lo largo de este tiempo. En 1992, la soldado María Reyes Mendoza Trujillo se convirtió en la primera mujer paracaidista. En 2005, la entonces teniente de navío Esther Yáñez González-Irún, hoy capitán de fragata, fue la primera mujer en asumir el mando de un buque de guerra, el patrullero Laya.
En 2007, la teniente Rosa María García-Malea López, hoy capitán, pasó a ser la primera militar española piloto de caza. Diez años más tarde, en 2017, fue la primera mujer en formar parte de la Patrulla Águila. En 2016, la teniente coronel María Gracia Cañadas García-Baquero fue la primera militar en mandar una unidad de tipo Batallón: el Grupo de Artillería de Campaña (GACA) XII, en la base de El Goloso.
Ese mismo año, la teniente coronel médico Ana Betegón Sanz asumió la Jefatura de la Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue, con lo que pasó a ser la primera mujer al mando de una unidad operativa del Ejército del Aire. Un año antes, en 2015, la coronel Patricia Ortega García fue la primera militar en alcanzar ese empleo, el paso previo al generalato, el único empleo que por cuestiones de años de servicio necesarios todavía se le resiste a las mujeres en las FAS.
Todas ellas alcanzaron estos hitos gracias a su esfuerzo y compromiso personal, sin necesidad de poner en práctica dentro de las Fuerzas Armadas una política de discriminación positiva ni de cuotas. Nadie les podrá decir jamás que han conseguido alcanzar esos éxitos personales porque alguien se lo ha puesto más fácil o les ha reservado la plaza.
Por categorías, del total de mujeres en las Fuerzas Armadas actualmente el 9 por ciento prestan servicio en la escala de oficiales, el 9 por ciento en la escala de suboficiales, y el 82 por ciento en la escala de tropa. Si se efectúa un análisis dentro de cada categoría, en la actualidad la mujer supone el 8,4 por ciento de la categoría de oficiales, el 4,9 por ciento en la de suboficiales y el 16,6 por ciento de la de tropa y marinería.
El 58 por ciento de las mujeres están integradas en el Ejército de Tierra, el 17 por ciento en la Armada, el 19 por ciento en el Ejército del Aire y el 6 por ciento en los cuerpos comunes.
Nuevas medidas para la igualdad
Coincidiendo con el Día de la Mujer, el Ministerio de Defensa ha organizado un acto para celebrar este aniversario, en el que han estado presentan más de 200 mujeres militares. Entre ellas, aquellas 27 pioneras que abrieron el camino. En el mismo, María Dolores de Cospedal ha ensalzado el trabajo que realizan en el día a día y ha anunciado nuevas medidas para fomentar la igualdad en el seno de las FAS.
Entre ellas, ha adelantado que se mejorará la composición del Observatorio Militar para la Igualdad o el refuerzo de las funciones de la Secretaría Permanente de Igualdad. Además, se establecerá un sistema normalizado de estadística y se evaluará con mayor precisión el grado de aplicación de las distintas medidas relacionadas con las jornadas laborales. En cuanto a acciones de conciliación, se han establecido el permiso retribuido desde el primer día de la semana 37 de embarazo hasta la fecha del parto o el permiso de 16 semanas ininterrumpidas por adopción.