Los negociadores de ERC y de Junts per Catalunya han llegado a un principio de acuerdo para formar gobierno. Carles Puigdemont ha impuesto el nombre de Jordi Sánchez, el exjefe de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) como próximo candidato a la investidura. A cambio, ERC se quedará con la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, que controla TV3 y Catalunya Ràdio, ahora en manos convergentes, y se creará una nueva consejería, pasando a catorce, para facilitar el reparto de cargos.
El principal escollo, las prebendas de Puigdemont en Bélgica, ya habría sido superado y ERC está dispuesta a facilitar un reconocimiento "formal" del expresidente fugado así como una operativa que facilite al líder de Junts per Catalunya visibilidad en Bruselas y mando en Barcelona. Han tenido que pasar más de dos meses de arduas y farragosas negociaciones para un principio de acuerdo que las formaciones separatistas anunciarán en breve. Y casi con toda seguridad, diputados, altos cargos y dirigentes políticos celebrarán el próximo domingo un acto de exaltación de Puigdemont en Bruselas, paso previo para la investidura, que se adivina problemática, del preso Jordi Sànchez.
Con ese intento de nombrar a Sànchez, Puigdemont mantiene el pulso al Estado y fuerza a ERC a explorar una senda inédita. Según informa La Razón, el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena no permitirá la excarcelación de Sánchez para que acuda a la sesión de investidura, por lo que resta saber si ERC y Junts per Catalunya se conformarán con un presidente de la Generalidad en la cárcel o recurrirán a Jordi Turull, exconsejero de Presidencia, como recambio de Sánchez.
También falta por determinar la nueva "hoja de ruta" del separatismo, los planes que tanto republicanos como el entorno de Puigdemont tienen para aplicar el "mandato" del referéndum del 1-O. ERC aboga por levantar el pie del acelerador y recuperar el control de las instituciones regionales mientras que el expresidente aboga por recrudecer el desafío.