El presidente del parlamento catalán, el republicano Roger Torrent, ha hecho gala este jueves de un perfecto manejo del doble lenguaje de los separatistas. Puigdemont sigue siendo la única alternativa, la sesión de investidura se llevará a cabo "cuando el president tenga todas las garantías", "los tiempos los marca el Parlament, no las chapuzas jurídicas del Gobierno", "tenemos que lograr que la investidura sea efectiva, que pueda formar gobierno", "hay que preservar los derechos del candidato", etc, etc. Torrent no se ha salido del guión que utilizó para aplazar la sesión en declaraciones a la emisora del conde de Godó.
Nadie quiere ejercer de enterrador del expresidente catalán, pero el brazo ejecutor en el Parlament ha deslizado que "para ahora y en adelante, tenemos que ser generosos porque sólo hemos avanzado cuando hemos sido generosos". Alusión entre líneas a la retirada en su día de Artur Mas y una reflexión para que recapacite Puigdemont.
Torrent combina la defensa cerrada de la candidatura y los derechos del fugado con un leve guiño a los pragmáticos. ERC y las entidades separatistas han abierto un paréntesis para que en Junts per Catalunya digieran la situación imposible de su líder. Los mensajes han sumido en el estupor a las bases separatistas y en el bochorno más absoluto a sus dirigentes. La portavoz de Puigdemont, Elsa Artadi, reitera que no hay otro candidato posible. Ningún dirigente se aviene a comentar la capitulación telefónica del expresidente. Torrent tampoco. Prefiere cargar contra el Gobierno, menospreciar al Tribunal Constitucional, subrayar sus obligaciones institucionales, echar balones fuera y sembrar más confusión. El discurso en privado es diferente.