Artur Mas pide "unidad" con el equipo de Puigdemont en su adiós del PDeCAT
El expresidente catalán pide aparcar "controversias y dinámicas internas" para poder fusionarse con Junts per Catalunya.
El expresidente de la Generalidad Artur Mas ha reclamado "unidad" para que PDeCAT y Junts per Catalunya (JxCat) se fusionen en un único espacio que perdure en el tiempo y ha llamado a aparcar "controversias y dinámicas internas" en su discurso de despedida como presidente de los demócratas.
"Hay que saber sumar esto porque si lo sabéis hacer las municipales también las ganaremos y, más allá de ganar elecciones, haremos el mejor servicio del país", ha asegurado en su intervención en el Consell Nacional de la formación, en la que seguirá como militante raso, que se ha celebrado en el Auditorio AXA de Barcelona.
Mas anunció que dejaba la Presidencia del PDeCAT y la primera línea de la política el pasado 9 de enero, coincidiendo con el segundo aniversario del "paso al lado" que implicó su renuncia a encabezar de nuevo la Generalidad en 2016 y que dejó paso a Carles Puigdemont.
El expresidente ha destacado que, precisamente, uno de los objetivos de su renuncia es evitar ser un obstáculo de cara a la fusión de PDeCAT y JxCAT: "En la medida que yo pudiera ser un tapón, ya no estoy".
En este sentido, ha pedido al PDeCAT "toda la generosidad que haga falta" para abrir el proyecto de esta formación al espacio de JxCat, cuyo "espíritu" ha equiparado con el de "la casa grande del catalanismo", una expresión que acuñó el propio Mas cuando tomó las riendas del partido en relevo de Jordi Pujol.
El expresidente ha repasado las "luces y sombras" de su larga trayectoria y ha sostenido que se marcha "contento", a pesar de la complejidad del momento actual de la política catalana. "He dado mucho, lo he dado todo, pero he recibido mucho y me lo habéis dado todo", ha subrayado Mas, a quien sus compañeros han aplaudido en pie durante varios minutos. Ha sido después de que en el auditorio se proyectara un vídeo en el que se veían momentos clave de sus más de 20 años en la primera línea de acción: desde su primera toma de posesión como presidente hasta la firma del decreto de convocatoria de la consulta independentista del 9 de noviembre, por la que le han juzgado e inhabilitaron, además de embargarle.
Mas ha asegurado que se siente "orgulloso" de haber cumplido siempre con el principio de "primero el país, después el partido y al final la persona", y ha esgrimido sus victorias electorales, que no siempre le llevaron a gobernar, como crédito del éxito de su proyecto.
En el capítulo de la autocrítica, el expresidente ha lamentado no haber sabido explicar a los catalanes que la política de austeridad que practicaron después de llegar a la Generalidad en 2010 era una imposición y no algo que les entusiasmara: "Si no nos supimos explicar bien, fui yo el máximo responsable".
También ha señalado como fallos el no haber estado suficientemente pendiente del partido y haber pactado con partidos y gobiernos nacionales esperando una contraprestación, lo que ha atribuido a no haber entendido "cómo trabaja el Estado".
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