El bloque secesionista catalán apenas bajó tres décimas y perdió dos escaños respecto a los comicios de 2015, esto es, sólo sufrió la fuga de 75.000 de sus antiguos votantes, según un estudio de GAD3 para ABC.
Esos votantes fugados de las filas independentistas apoyaron la candidatura de Junts pel Sí, que unió a la antigua Convergencia y a ERC, en las elecciones de septiembre de 2015. De los más de 1,6 millones de votos que logró Junts pel Sí en aquellos comicios, 40.000 se han traspasado al PSC en esta ocasión, y 35.000, a Ciudadanos, mientras que el Partido Popular no ha recibido una sola papeleta de los antiguos electores separatistas. Hay otros 29.000 antiguos votantes de Junts pel Sí que ahora han votado la candidatura de Catalunya en Comú, partido éste lejos del bloque constitucionalista.
Desde la CUP no se ha producido un solo trasvase de papeletas a las candidaturas constitucionalistas. Pero muchos de sus electores de 2015, el 42%, ha apoyado el 21-D a ERC y Junts per Catalunya.
Si se analizan los datos de transferencias de votos entre las elecciones de 2015 y estas últimas del pasado jueves se observa cómo en realidad el movimiento de papeletas se ha producido sobre todo dentro de cada bloque.
El trasvase más significativo de votos se ha producido dentro del bloque de partidos que defienden la Constitución, y ha permitido la victoria de Ciudadanos en las elecciones autonómicas del 21-D. "En el bloque constitucionalista, el vencedor ha sido el voto estratégico, el voto útil. Ahora ha sido el de Ciudadanos, pero en las próximas elecciones municipales podría ser para el PSC, si sabe leer bien los resultados", explica el presidente de GAD3, Narciso Michavila.
El partido de Inés Arrimadas es el que concentra mayor fidelidad de voto: un 92% de sus antiguos electores volvieron a introducir esta papeleta en la urna. La antigua Junts pel Sí, dividida ahora entre ERC y Junts per Catalunya, concentra un 90% de fidelidad. El PSC retuvo al 75% de sus antiguos votantes. Los electores menos fieles fueron los del PP (47%), Catalunya en Comú-Podem (46% de su anterior candidatura, Catalunya Sí que es Pot) y la CUP (45%).
Del PP y PSC
El partido ganador en Cataluña, Ciudadanos, superó los 1,1 millones de votos en las urnas, frente a los 736.364 que sumó en las elecciones de 2015. ¿De dónde procedieron esas papeletas extra que ha logrado atraer? En el estudio de GAD3 se apunta, principalmente, al Partido Popular. De la formación encabezada por Albiol llegaron al partido naranja un total de 168.000 votantes, el 48% de los que votaron al PP en septiembre de 2015. Es decir, los populares retuvieron menos votantes en sus filas que los que se marcharon a Ciudadanos.
Ciudadanos también ha recibido una transferencia de votos del PSC: en total, 42.000, un 8% de los votantes socialistas de 2015. En GAD3 subrayan que, de los votantes del partido naranja llegan de haber apoyado tradicionalmente al PSC. De hecho, lo que antes se conocía como "cinturón rojo" de Barcelona, ahora puede considerarse "cinturón naranja", algo que se atribuye a ese voto estratégico. Tiene un riesgo para Ciudadanos, señala ABC: que la fidelidad en el futuro no sea tan alta, y acabe volviendo a sus orígenes, el Partido Socialista.
La participación y la abstención
El 21-D la participación se disparó y rozó el 82%, alrededor de siete puntos más que la de dos años antes. Los abstencionistas de 2015 que esta vez se decidieron a votar tuvieron una preferencia clara: Ciudadanos. El 9% de los antiguos abstencionistas eligió esta candidatura, frente al 3% que apoyó a ERC, y otro porcentaje similar que optó por los comunes.
El voto de los nuevos electores, los que eran menores de edad en 2015 y ahora se acercaron a las urnas por primera vez, está repartido: el 19% votó a Ciudadanos, el mismo porcentaje que se dirigió a la opción de Junqueras, mientras que un 16% apostó por la candidatura de Puigdemont. Solo el 2% de los más jóvenes votaron al PSC y un 4% decidió respaldar la candidatura de Albiol.