Para Ciudadanos, su histórica victoria sobre el nacionalismo del 21-D tiene dos lecturas: el retroceso del secesionismo, pese a que cuenta de nuevo con mayoría absoluta para gobernar, y el fracaso de las recetas que contra él han aplicado tradicionalmente los dos grandes partidos.
Sobre lo primero se ha pronunciado Inés Arrimadas, quien ha llevado la voz cantante este viernes en la rueda de prensa posterior a la Ejecutiva del partido naranja celebrada en Barcelona. La ganadora de las autonómicas catalanas ha asegurado que el proceso secesionista sale de las urnas "con menos apoyos y cohesión" de los que tenía, e incluso ha insinuado que Carles Puigdemont, ERC y las CUP podrían encallar a la hora de formar un nuevo Gobierno: "Yo no daría nada por hecho" ha asegurado taxativamente al respecto.
Fuentes del partido naranja creen que el problema es el "show" que quiera montar en los próximos meses Puigdemont, pero que tarde o temprano los independentistas aceptarán buscar otro candidato a la presidencia.
Un presidente sin "proyecto de país"
Sobre la segunda de las cuestiones, en clave nacional, se ha explayado Albert Rivera, quien ha acusado veladamente a Mariano Rajoy de no tener un rumbo claro para España como el que quieren sus ciudadanos: "Es evidente que los españoles están demandando un nuevo proyecto de país" ha asegurado el presidente de Ciudadanos, que ha vuelto a reivindicar las figuras de Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar como la de tres presidentes que sí tuvieron "con aciertos y errores" ese proyecto político con "un rumbo y una mayoría detrás".
Ahondando más en la herida, y dirigiendo también su mirada a la orilla socialista, Rivera ha asegurado que el separatismo no se puede ni obviar, como asegura que ha hecho el PP, porque "no es la solución" pero tampoco, ha afirmado, se arregla el problema "copiando a los nacionalistas, que es lo que han hecho el PSC y el PSOE".