El exvicepresidente de la Generalidad y líder de ERC, Oriol Junqueras, se reunió el pasado 4 de octubre con el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, para solicitarle la mediación de la Iglesia entre el Gobierno y el Govern. Junqueras demandó a Omella la intervención del Vaticano para propiciar una "salida digna" del ejecutivo catalán. La cita se produjo un día después de la huelga general instigada por la Generalidad y el político separatista salió convencido de que la Santa Sede se pronunciaría respecto al caso catalán dado el entusiasmo de Omella.
El arzobispo, según cuenta la web de información religiosa germinansgerminabit.org, se puso manos a la obra nada más terminar el encuentro y a los pocos días tenía una respuesta contundente del Vaticano. Se desaconsejaba "expresamente", según el referido diario, toda iniciativa o participación de la Iglesia en Cataluña en cualquier mediación de índole política.
Con todo su pesar, Omella trasladó las severas recomendaciones del papa Francisco al resto de los obispos catalanes en una sesión ordinaria de la conferencia episcopal tarraconense celebrada en el seminario de Barcelona los días 23 y 24 de octubre. Enorme decepción entre los prelados, que renunciaron a pronunciarse de manera colectiva respecto al encarcelamiento de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, los líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Ómnium, y de los miembros del Govern que no se fugaron con Puigdemont, así como de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El obispado de Gerona pidió una oración por los detenidos y por los "exiliados" y el obispo de Solsona, Xavier Novell, calificó de "injusto" el encarcelamiento de los líderes golpistas.
Doble rasero de Omella
En el Vaticano observan con preocupación el sesgo de la mayoría de los sacerdotes catalanes y su implicación en el proceso separatista. Que algunas parroquias y colegios religiosos participaran en la organización y celebración del referéndum del 1-O inquietó al arzobispo Omella, que por mucho menos purgó al sacerdote Custodio Ballester. El "pecado" del exrector de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Hospitalet fue pronunciarse a favor de la unidad de España. Contaba con "antecedentes". Había permitido que la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios participara en dos procesiones de Semana Santa con una imagen del Cristo de la Buena Muerte. En cambio, el sacerdote que oficiaba una misa mientras se recontaban votos del 1-O no ha recibido ningún aviso del arzobispado. Tampoco el resto de los curas que cedieron parroquias para ocultar las urnas y celebrar las votaciones.
Sin embargo, el papa Francisco no ha variado un ápice su posición sobre el caso catalán. Sentó doctrina en 2014 cuando afirmó que "la secesión sin un antecedente de unión por la fuerza hay que tomarla con muchas pinzas", pero la indirecta no ha calado en el clero catalán.